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March 19, 2024

Isaac Sánchez. Memorias piadosas.

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Tras ‘Taxus’ y ‘El Don’ el popular streamer y magnífico dibujante de cómic a veces conocido como Loulogio nos trae una historia personal, divertida y nostálgica en ‘Baños Pleamar’, donde nos habla del negocio de su familia en la Badalona de los años 90. Imposible no emocionarse al final.

En la obra juegas con ficción y realidad. Planteas un tono cotidiano en el que , sin previo aviso, surgen algunos elementos fantásticos. Yo quería plantear , entre otras cosas, cómo los recuerdos no significan realidad. Cuando recordamos nuestra vida siempre la cambiamos porque somos seres humanos y hay muchos recuerdos que se difuminan, que se alteran, que se decoran…todo ello con el propósito de estar a gusto con nosotros mismos y pensar que todo tiene un sentido. A veces incluso les damos a las cosas un sentido que realmente no tiene. La necesidad del ser humano de darle sentido a todo hace que la memoria sea maleable. Las mismas experiencias pueden ser recordadas de forma diferente por distintas personas. No quería ser deshonesto. Quería que desde el principio se notase que todo era fácilmente alterable, que lo iba a manipular, porque siempre manipulamos la memoria. Yo lo iba a hacer en este cómic, con el propósito de ser honesto en el fondo, porque, para llegar a la verdad, a veces tienes que mentir un poquito, exagerar algo o cambiarlo de sitio, sobre todo si quieres que lo entienda una persona que no conoce nada del tema. La realidad y la ficción son dos cosas que van hermanadas. Incluso si haces una obra en la que cuentas tu vida ya es una ficción.

A pesar de que es un gran homenaje a tu familia, no ocultas ciertos aspectos oscuros de la historia. ¿Qué tal se lo han tomado tus seres queridos? Hay que tener en cuenta que las personas que quieres o que tienes a tu alrededor también son personas y no estás creando personajes, sino que son gente real. Aún así a muchos los cambié y también hay personas de mi familia que ni siquiera salen porque no eran necesarias para la historia. Para mí lo que estaba por encima de todo era que la historia funcionase pero había aspectos de la realidad que , aunque eran duros, hacía que todo tuviera un sentido mucho más real y que fuera coherente. Si sólo destacas las cosas buenas tampoco estás haciendo una obra muy interesante. Si no hay conflictos, si no hay maldades, intereses u oscuridad todo resulta muy plano. Aunque en este caso los personajes que hacen esas cosas también formen parte de mi entorno están ahí y creo que todos podemos identificar que hemos crecido con personas mejores o peores, no pasa nada. Mi familia se lo ha tomado muy bien, están encantados, porque todos hemos vivido esta historia y sabemos de qué va y quién hizo qué en un momento dado. No creo que sea una sorpresa para nadie.

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«La narración visual que te permiten los cómics no conoce límites».

A veces dedicas varias páginas a experimentos formales como retratar el punto de vista de diversos animales. ¿Te interesa realizar este tipo de juegos con el lenguaje del cómic? No es ya que me interese el lenguaje del cómic sino que es el único que contemplo. El único que siento que puedo dominar, el único que se adecúa a contar las cosas como quiero contarlas. Además, es muy dúctil. Es un lenguaje con el que puedes jugar visualmente, compositivamente, estilísticamente…La narración visual que te permite el cómic no tiene límites. Espero seguir experimentando en el futuro porque es lo que más me apasiona. Si hago cómics no es para hacer dibujos bonitos, sino para contar cosas de una forma que sea interesante. Experimenté con el estilo, con formas de ver la historia, con aproximaciones diferentes…pero todo tiene el propósito de que sientas lo que está sucediendo de la forma más directa posible. En el cómic cuentas con unas páginas y un espacio limitado y tienes que utilizarlo para que el lector capte el feeling lo antes posible. Se lo tienes que poner en bandeja. Según el trazo que uses o cómo pongas la viñeta sentirá una cosa u otra y para mí eso es fascinante.

Incluso empleas un recurso que podría parecer demodé como la fotonovela…Es algo que dudé durante un tiempo. Pensé “¿queda bien o queda mal?”, pero al final me pareció que era coherente porque a lo largo de la historia se ven fotografías y estamos jugando con la realidad y la ficción. No existen recursos que estén siempre bien o siempre mal sino que hay veces que encajan y otras que no. En este caso me venía muy bien para mostrar lo que hablábamos antes, que la realidad también está dentro de la ficción. Una fotografía es la pura realidad puesto que es algo que no se ha alterado pero, al meterla dentro de la narración, se ficciona.

A pesar de que has ganado popularidad a través de los medios digitales, tu trabajo en cómic suele ser muy analógico. Realizas el dibujo y color de forma artesanal. También depende de la historia. ‘Baños Pleamar’ lo empecé en digital, pero cuando llevaba varias páginas me di cuenta de que no le pegaba nada. El color resultaba muy plano muy frío. Yo quería un dibujo más roto, más directo, más manchado. Pasé mucho tiempo probando técnicas y buscando el look que le fuera mejor. No se trata de huir de lo digital sino de que la técnica de la aguada le daba la sensación adecuada, la sensación de algo noventero y cándido.

¿Es el mismo público el que te sigue en internet y el que compra tus cómics? Cada vez están más separados, porque cada vez hago menos Twitch y menos YouTube y hago más cómic. Lo que me afianza en este sentido es que tú puedes engañar a la gente una vez o incluso dos, pero no siete. Si tú eres un tipo famoso de la tele y sacas un disco, igual el primero se vende, pero, si es una mierda, no vas a vender más. Si el segundo es bueno, igual sigues vendiendo. Y ya si el segundo se vende mejor que el primero puede ser que valgas para eso. En mi caso estoy viendo que cada cómic que hago supera al anterior en cuanto a crítica y en cuanto a ventas. Eso es que la gente confía y que la gente se da cuenta poco a poco de que aquí hay una obra consistente, que va creciendo. Al principio sí que había una derivación directa entre un público y otro, pero ahora ya no.

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«Si eres un tipo famoso de la tele y sacas un disco, igual el primero se vende, pero, si es una mierda, no vas a vender más. Si el segundo es bueno, igual sigues vendiendo. En mi caso estoy viendo que cada cómic que hago supera al anterior en cuanto a crítica y en cuanto a ventas. Eso es que la gente confía».

Alguna vez has manifestado en tus redes sociales que te gustaría trabajar para Marvel o DC pero al mismo tiempo acabas de publicar una obra íntima y personal.  A todo el mundo le haría ilusión ir a Marvel o DC y jugar con los personajes, con los muñecos de una compañía con la que hemos crecido, pero ahora mismo estoy muy a gusto contando mis historias. Quizá lo pruebe en el futuro, nunca se sabe, pero es algo complicado. Tienes que tener buena perspectiva empresarial y de la industria. Supone formar parte de una maquinaria y de un propósito que no es solo tuyo. Es un trabajo en equipo.

Ya que acostumbras a comentar otros productos culturales en internet, ¿puedes lanzarnos algunas recomendaciones en series, música, cine cómic o teatro? De series recomendaría ‘Severance’, que tiene un concepto que me parece maravilloso y que gira en torno a la separación entre la vida laboral y la personal pero contado a través de la ciencia ficción de una forma muy fantasiosa y muy interesante. Para mí es la serie del año. Está en Apple Tv. En música no soy muy experto, prácticamente me vale madre. Cuando hacía ‘Baños Pleamar’ escuché mucha música de los noventa para meterme en la atmósfera. En teatro recomiendo siempre cualquier obra de Lorca. Me encanta, es el mejor dramaturgo de la historia. En cuanto a películas me ha gustado recientemente ‘Barbarian’. En cómic me ha gustado recientemente ‘Irresistible’ de Mark Wheatley y Marc Hempel. También me leí hace poco ‘Monstruos’, de Barry Windsor-Smith. Texto de Roberto González. 

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