Edificio mutante. Remodelación y ampliación de Edificio Dorleta en Eskoriatza.
Con una poética a la hora de describir las ideas generativas de la obra arquitectónica con definiciones como las de “espacios estuche” y “espacios playa”, lo que se transmite es una preocupación por el resultado más allá de consideraciones funcionalistas o meramente efectistas. Abriendo el proyecto a otras cuestiones más amplias y de mayor calado en la forma de vivir el “nuevo” edificio. Para esto es fundamental la labor realizada mediante el proceso participativo que se ha llevado a cabo. Conocer las necesidades en profundidad siempre es un buen comienzo para el proceso de génesis del proyecto. De esta manera la arquitectura da forma y solución a las necesidades de uso y espacio de una comunidad educativa en continua renovación.
No cabe duda del referente proyectual de la arquitectura de Lacaton y Vasal, en cuanto a esas intervenciones de ampliación de las cuales resultan mejoras significativas tanto en cuanto a las condiciones bioclimáticas del edificio como a la ampliación de nuevas posibilidades de uso y disfrute de los espacios añadidos, así como de los preexistentes. Aquí, sin embargo, el proyecto se enraíza en su uso, se apoya en la comunidad educativa para repensar y reflexionar sobre las cuestiones fundamentales a resolver. Y esto se ve favorecido, ni más ni menos ya que se trata de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Así el resultado responde mostrándose “humanizado” y en la vanguardia de un innovador proyecto pedagógico, con un marcado cariz de continua adaptación al cambio. Un organismo vivo, en respuesta a una comunidad educativa muy viva.
El edificio original se construyó en 1976. Era bastante característico por contar con una sola crujía de 11 metros en estructura de hormigón. Un edificio prismático puro, con fachadas de acristalamientos corrido.
A esta estructura se añade una nueva crujía que posibilita una importante flexibilidad de usos, así como las circulaciones horizontales de las plantas del edificio.
Con la intervención se consigue un edificio que responde de manera muy diferente al espacio urbano circundante, y que además se conecta mediante pasarela sobre el río Deba al edifico antiguo del Hospital del Santo Rosario.
Las fachadas más nobles se completan con estructuras superpuestas de ritmos muy acertados que soportan los sistemas de sombreo y elementos de protección y entramado para la vegetación exterior que se pretende sea la cara amable del conjunto y que cuenta con un trabajo de paisajismo detrás. Lo que se puede considerar a la manera de jardín colgante vegetal, con lo que supone de variedad de la imagen final de estas fachadas en función de las estaciones del año.
La ampliación se destina, aparte de resolver adecuadamente los accesos dotándoles de la amplitud necesaria, como lugar de encuentro (el espacio “playa” del que hablan los arquitectos), a alojar un nuevo uso, un cuerpo de planta cuadrada que es el ‘Laboratorio de educación y comunicación para la sociedad digital’ o “KoLaborategia”. Este trabajo ha estado en la cartera de nominados a los premios de arquitectura del Consejo Superior de Arquitectos. Texto de Leonardo Ignacio González Ferreras.
EDIFICIO DORLETA EN ESKORIATZA (GIPUZKOA)
Autores: BeSTe Arkitektura.- Itziar Imaz e Ibon Salaberria.
Ubicación: Edificio Dorlea. Eskoriatza. Gipuzkoa.
Lo mejor: La idea generatriz del proyecto.
Un detalle: Los bancos corridos de la zona exterior en la entrada principal.