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March 19, 2024

Cinco Lobitos. Secretos de familia.

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Tras firmar varios cortometrajes, la directora vasca Alauda Ruiz de Azúa debuta en el largometraje con una película sobre la maternidad y las relaciones familiares tan tierna, emotiva, cruda y real como la vida misma. La cinta triunfó en el Festival de Málaga, llevándose la Biznaga de Oro y siete premios más.

Aunque los lectores lo pueden leer en la bio, me parece interesante que nos describas cómo ha sido tu trayectoria previa en la publicidad, dirección de cortos…hasta que has podido sacar adelante tu primer largometraje. Yo estudié Filología Inglesa y Comunicación Audiovisual en la UPV. Luego me fui a Madrid a estudiar a la ECAM y allí había unas prácticas de final de curso que consistían en realizar un cortometraje. Así hice ‘Clases particulares’ que resultó muy importante para mí en su momento porque aparte de que funcionó muy bien a nivel de premios y festivales. También tenía una estética bastante cuidada y me propusieron dirigir publicidad. Así que me puse a ello. La publi me tuvo muy absorbida durante un tiempo porque es una escuela interesante que te permite aprender muy bien el apartado técnico, viajar, etc. Pero mientras hacía publicidad yo seguía escribiendo y dirigiendo mis cortometrajes. Siempre mantenía la ilusión de saltar al cine, aunque sea muy complejo, como todos sabemos. En algún momento llegué a coquetear con escribir algún guion de largo pero no llegaba a tener una conexión con el proyecto hasta que por fin escribí ‘Cinco lobitos’ y tenía muy claro que era el proyecto con el que quería debutar en ese campo. Me puse a hablar con mi productor y amigo Manu Calvo, que ha apoyado mis cortos y también la peli, y conseguimos entrar en un lab de La Incubadora que también lo organizaba la ECAM años después. En el lab conocimos a las coproductoras de BuenaPinta Media y Sayaka, que es la parte de coproducción vasca de la peli. Ahí se empezó a labrar la financiación de la peli y salió adelante el proyecto.

¿Cómo supiste que éste era el proyecto con el que querías debutar en el largo? ¿Fue a raíz de tu maternidad? Los plazos creativos son curiosos. Lo que aprendí de otros proyectos de largometraje que quedaron en un cajón es que tienes que sentir una vinculación muy fuerte con ellos para que eso perdure en el tiempo y te puedas sumergir ahí. Eso puede venir de una experiencia personal, de algo que lees…En mi caso sí que vino de la maternidad, de tener un niño. Sí que es verdad que me removió muchas cosas y me cambió la perspectiva. Eso fue el catalizador del guion a pesar de que la peli no es autobiográfica. Es curioso porque el año que menos dormí de toda mi vida, que es cuando eres madre, es cuando me dio por escribir un largometraje (risas).

Los actores son magníficos y están muy bien dirigidos. ¿Era tu reparto soñado? Los tres principales, Laia Costa, Susi Sánchez y Ramón Barea, los tenía muy claros. Como director cuando tienes una certeza muy clara con algo, es muy difícil renunciar. Tuve mucha suerte de que les gustara el guion y se vincularán al proyecto. Luego el personaje de Javi no lo veía por ningún lado hasta que hicimos una prueba de casting y apareció Mikel Bustamante, que tenía una energía muy bonita para darle al personaje una ternura que le venía muy bien y entonces entró a formar parte del reparto.

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«Lo que aprendí de otros proyectos de largometraje que quedaron en un cajón es que tienes que sentir una vinculación muy fuerte para que eso perdure en el tiempo y te puedas sumergir en ellos».

El tono de la película es muy particular, en el sentido de que hay comedia, drama, momentos alegres y muy duros…como la vida misma. Era una obsesión que tenía porque en el cine tendemos a etiquetar las cosas, enmarcarlo todo en un género, pero yo quería hacer algo que respirase mucha vida real. Estaba muy pendiente de los pequeños detalles, de las sensaciones que yo tenía como directora/espectadora. Siempre necesitaba sentir que estaba viendo un trocito de vida cotidiana de una familia. Tenía ese detector activado todo el tiempo para que lo que hubiera de humor o de drama en la peli estuviera muy integrado en esa vida real. Como director te puede pesar mucho el imaginario visual que todos llevamos de muchas otras películas y necesitaba replanteármelo más como algo cotidiano.

La estructura también es peculiar. Pega un giro a partir de cierto momento y cambia la perspectiva de lo que se nos había presentado hasta entonces. Sí, quería buscar una estructura poco convencional. Me gusta mucho la idea de una película que empieza tratando de una cosa y en realidad va de otra. Yo como espectadora agradezco mucho ese tipo de película. Quería jugar un poco a esa idea de que al principio pareciera que trata sobre esa primera maternidad y la crisis que conlleva para la protagonista- que en realidad también trata de eso- pero que luego tuviera más que ver con la relación con sus padres y con cómo se habría criado ella, para que cuando luego llegases al momento en el que se produce un cambio de roles en la familia pudieras poner el comienzo en un lugar diferente. Se trata de ese juego de rimas o de espejos que estaba buscando.

En la cinta se refleja este choque generacional en el que las mujeres mayores tienden a decirles a sus hijas que la maternidad no es algo tan complicado. ¿Por qué crees que esto es tan habitual? ¿Hoy en día se hace más complicada la conciliación debido a la precariedad laboral? Intenté hacer algo generacional y reflejar también a distintas generaciones. Hay una cosa que las diferencia un poco que es la precariedad laboral. Por un lado está esa generación de mujeres que cargaba mucho con el peso doméstico y era algo que se daba por supuesto que tenía que ser así y nadie se lo cuestionaba. Nadie se preguntaba si eso estaba bien o si era equitativo. Ahora hemos pasado a una realidad en la que estamos poniendo en duda ese modelo, viendo que es desigual y estamos tratando de redefinirlo en términos de corresponsabilidad y conciliación pero, como la sociedad vive una situación de precariedad laboral e inestabilidad y sigue sin estar muy pensada para funcionar en estos términos, se produce esa sensación de que todo es un poco más cuesta arriba. Pero también puede tener que ver con lo que decía, que nosotros estamos cuestionándonos todo esto mientras que a las generaciones anteriores simplemente no se les dio espacio para levantar la mano y preguntar si las cosas debían ser así.

La película se filmó en localidades como Bakio o Mundaka. ¿Llevabas mucho tiempo sin rodar en el País Vasco? Sí que llevaba mucho tiempo sin rodar en el País Vasco (alguna vez alguna publi…), pero no he dejado de ir allí a menudo, por lo que para mí no fue una sensación de volver allí después de mucho tiempo. En ese sentido me era todo muy familiar.

Pero supongo que tenías claro que debía suceder en el País Vasco. Sí, eso sí, porque cuando escribes algo personal siempre tratas de tirar de imaginario propio. Los paisajes, las rutinas, lo cotidiano…es algo que se va colando y yo el ambiente que imaginaba cuando pensaba en la familia o en mi niñez era el del País Vasco.

Director ALAUDA RUIZ DE AZUA Film CINCO LOBITOS - LULLABY Photo by Victor Bensusi

«En el cine tendemos a etiquetar las cosas, enmarcarlo todo en un género, pero yo quería hacer algo que respirase mucha vida real. Necesitaba sentir que estaba viendo un trocito de vida cotidiana».

En la rueda de prensa de Málaga se habló sobre el trabajo con los bebés. ¿Condicionaron el rodaje de alguna escena?  (Risas) Esto me lo preguntan mucho, pero no fue especialmente complicado. Lo hablé mucho con Laia Costa y ella también estaba muy convencida de que teníamos que usar bebés reales. Contribuye a otorgarle una cierta verdad a cada escena porque los actores tienen que estar un poco atentos y alerta cuando hay un bebé auténtico. Solo hubo una escena que no se pudo rodar, por lo demás nos adaptábamos a cómo estuviera el bebé en ese momento: si lloraba, si estaba tranquilo…y la escena que tuve que cambiar al final fue para mejor.

Otra cosa que comentan varios de los actores como Ramón Barea es que la película que vieron en pantalla les sorprendió, que les pareció diferente a lo que habían filmado…Esto creo que pasó porque durante el rodaje jugábamos mucho con el diálogo, con las miradas, intentando que cada toma fuera un poco distinta. Al final desde el punto de vista de un actor o una actriz si ruedas siete tomas distintas no es lo mismo que rodar siete veces lo mismo. Por eso yo creo que al verlo montado descubrieron otras capas de la película. También había algo que era difícil de ver en el guion, que eran los cortes entre las escenas, que yo los tenía bastante pensados para reflejar la rutina.

Aunque se trata de un proyecto muy personal has mencionado algunos referentes como la filmografía de Hirokazu Koreeda. ¿Hay algún director o directora que te haya influido dentro del cine español? Mis referentes fueron sobre todo Koreeda y Mia Hansen-Løve, a la que no he mencionado tanto. No busqué muchos referentes por lo que decía de que buscaba algo muy personal, pero sí que revisé pelis de estos directores porque tienen ese tipo de historias de familia y cotidianas que se acercaban a lo que yo quería buscar. En el caso de Mia Hansen-Løve además tiene un toque más europeo, que quizá es más cercano que el de Koreeda. Y en España me cuesta más pensar en referentes para esta película. Hay directores y directoras que me gustan mucho y a los que admiro pero no me fijé tanto en ellos. Sin embargo, ahora se me ocurre que, aunque no la revisité para el proyecto, sí que siento que puede haber también una conexión con el cine de Mar Coll. Texto de Roberto González. Fotografía de Alauda Ruiz de Azúa de Victor Bensusi.

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‘Cinco lobitos’ se estrenó el pasado 20 de mayo.

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