Night Breakers. Homo Homini Lupus.
Este cortometraje catalán que ganó el Premio del Público en FANT nos traslada a una realidad en la que los seres humanos tratan de defenderse de peligros que acechan en la oscuridad. Hablamos con los directores de esta pieza que viajará a Tribeca.
‘Night Breakers’ ha podido verse en FANT Bilbao, ahora viajará a Tribeca…¿en qué más festivales ha estado?
Guillem Lafoz: El corto se estrenó en el festival de Sitges el pasado octubre. Su estreno internacional fue en el South by Southwest de Austin, Texas. Ahora tenemos Tribeca en junio, también el Shorts Shorts de Japón…Estuvimos también en Brasil en el Fantaspoa, en Portugal…
Gabriel Campoy: …y otros que aún no podemos hacer públicos. Hemos hecho a la vez el circuito de festivales nacionales e internacionales. Hay otra gente que los alterna, pero nosotros lo hemos hecho todo a la vez.
¿Siempre habéis tenido interés por el género fantástico?
G.L. : Sí, lo que más nos motiva es el cine de género. Nos dedicamos sobre todo a publicidad y fashion film. Ahí es donde nos conocimos pero en la ficción sí que nos llaman especialmente el cine de género y el fantástico. A veces nos tira más la ciencia ficción y otras el terror pero siempre estamos ahí.
G.C.: Sí, nuestro primer corto fue ‘Helena’, en 2019, y fue un poco un accidente. Lo rodamos de una forma muy punky, casi sin presupuesto. Ya era toda una oda al fantástico. Empezaba como un thriller, seguía como algo de terror y terminaba con un punto sobrenatural.
G.L.: Curiosamente nos hemos dado cuenta tras hacer ‘Night Breakers’ de que tiene algunos puntos en común, de que repetimos ciertos patrones.
G.C.: Lo bueno de hacer un cortometraje es que no tienes la presión de las financieras detrás tienes muchísima libertad y al final haces cosas que te motivan muchísimo.
¿Os apetece dar el salto al largo o disfrutáis de esa libertad en los cortos?
G.L.: Sí, nos gustaría hacer largos y en concreto el largo de ‘Night Breakers’, con lo que llevamos trabajando ya un tiempo. Es como el gran objetivo.
G.C.: Lo queremos todo y sin renunciar a nada pero es un poco difícil porque toda la libertad que tienes al hacer el corto lo pagas con lo duro que es hacerlo porque tienes muy poco presupuesto. Levantar una película es difícil, pero levantar un corto también. El sueño sería poder realizar un largometraje con la libertad de un cortometraje. Queremos hacer largos de los dos cortos que hemos hecho, tanto de ‘Helena’ como de ‘Night Breakers’. En ambos casos hemos creado universos muy distintos en los que nos gustaría pasar mucho tiempo.
Entonces. ¿la idea era para largometraje y tuvisteis que condensarla?
G.L.: Fue exactamente eso. Esto es una especie de prólogo de la historia larga que es el largometraje. Todo el trabajo fue cómo condensar todos los sabores que queremos que tenga el largometraje pero dentro de un corto, en esta parte del prólogo que en principio no iba a contar con tantos detalles.
G.C.: El corto, para el que no lo haya visto y sin hacer muchos spoilers, es una especie de monster movie en la que hay una criatura. Queremos jugar mucho con la dualidad de que , aunque haya monstruos, también hay humanos en la historia y que a monstruosidades a los humanos no les gana nadie. Esta era una idea del largo que intentamos incluir a toda costa en el cortometraje.
¿Cómo fue el casting? Imagino que buscabais reflejar una cierta multiculturalidad?
G.L.: Tenemos que agradecer muchísimo a todos los actores y todas las actrices porque este ha sido un proyecto superaccidentado que tenía que haberse rodado en el 2020, pero diez días antes de rodar empezó el estado de alarma y el proyecto se canceló.
G.C.: Invertimos un año para relanzarlo. El casting y todo el equipo artístico estuvieron ahí y nos ayudaron a levantarlo de nuevo. Ahí había un compromiso muy grande. Estamos muy contentos y agradecidos. Para nosotros era importante la multiculturalidad porque queríamos empezar el cortometraje en inglés y con unos referentes protágonicos muy claros. Después queríamos jugar la baza del lenguaje castellano y tener como este choque de culturas, con una subordinada a la otra, pero al final la que acaba llevando la llama de esta historia es el personaje que no habla, que no entra en este juego y que actúa de forma más mística. Y en eso fue muy importante el personaje de Mei y la actriz, Chacha Huang. Aquí hay un tema subyacente que es la inmigración y las historias de frontera. También hay otro mecanismo que es el de la protagonista encubierta que era el más difícil de jugar.
Contáis con algunos efectos especiales, aunque también se usan de manera moderada…
G.L.: Piensa que esto es un corto de megabajo presupuesto, rodado en tres días. Rodamos setenta y cinco planos cada día, que es una burrada. Lo que sí queríamos es que hubiera muchos efectos prácticos. Siempre que hubiera una criatura que engullese o a un personaje o lo arrastrase hacia la oscuridad queríamos que eso ocurriera de verdad. Lo hicimos con arneses y poleas. Al principio no íbamos a mostrar las criaturas digitales. Lo íbamos a trabajar con efectos de sonido. Rodamos toda la historia así y ya funcionaba muy bien. En toda esta deriva del rodaje un antiguo compañero nuestro, Daniel Llussà, y un par de compinches suyos, Juan León y Jon Azpeitia, nos echaron un cable porque estaban trabajando en Industrial Light and Magic en Canadá. Justo ellos nos dijeron que les apetecía realizar algo con criaturas y no nos lo podíamos creer. Para cuando les tocó ponerse a ello ya estaban liadísimos con otros proyectos, sobre todo con series de Marvel. Cuando acababan de postproducir algo de Marvel antes de irse a dormir le daban un poco a nuestros planos. No se ha hecho más porque tampoco queríamos hacer más. Había una voluntad de desvelar la criatura poquito a poco. Nos han ayudado un montón estos cracks. Texto de Roberto González.