Teatro y circo, según MANOLO ALCÁNTARA.
Teatro // ‘Déjà vu’ es un espectáculo de circo personal y teatralizado de la mando de la Compañía Manolo Alcántara. En ella su creador nos habla de la distancia entre una persona y sus sueños, de lo que es y lo que le gustaría ser. Se trata de un espectáculo visual protagonizado, dirigido e interpretado por el propio Alcántara y acompañado de música en directo a cargo de Laia Rius. Preguntamos a su máximo responsable sobre la relación entre teatro y circo.
‘Déjà vu’ recibió el Premio FETEN 2021 a la Adaptación de técnicas circenses a la nueva dramaturgia…¿En qué medida se relacionan circo y teatro y en qué medida se diferencian? ¿Cómo encontraste la conexión entre ambas disciplinas? Una persona que tuviera un pensamiento purista teatral o purista circense vería las diferencias pero yo soy una persona que me siento muy cómodo moviéndome entre ambas aguas. Mi ADN viene del circo, destila circo. Pero hago un circo más personal, miro para adentro y es muy intuitivo. Me da un poco igual y dejo que la gente etiquete. Ni yo mismo sé lo que hago y no me importa. Suelo decir que estoy en la frontera entre el circo contemporáneo conceptual y el teatro físico.
¿Crees que el circo en su vertiente más tradicional ha desaparecido? Lo desconozco un poco. No te lo podría decir. No sé en qué estado de salud está el sector. Sí te puedo decir que el circo tradicional tiene mucha mejor salud fuera de España. En Suiza o en Alemania, en Países Nórdicos recibe muchas más ayudas. En España está muy tocado. El circo como cualquier arte necesita ser ayudado. El sector del circo contemporáneo sí que ha dado un cambio en los últimos tiempos. Muchos de los que nos dedicamos a ello hemos llegado a los teatros o, en el caso de otros espectáculos de este tipo, forman parte de festivales de teatro de calle o festivales expresamente de circo. Cuando yo empecé ,hace más de veinticinco años, éramos cuatro gatos. Así que el circo contemporáneo yo creo que goza de buena salud, pero el tradicional sí que está peor por lo que tengo entendido. Hay que mirarnos en países como Francia en los que la cultura es su seña de identidad y en los que se cuidan todas las disciplinas artísticas, incluido el circo.
¿Tuviste algún referente que te encaminara en esta dirección? Cómo no tener referentes. Lo que pasa es que aparte de las etiquetas que nombrábamos antes hay un ejercicio que se hace mucho por parte de los críticos y también por parte del público que es el de la comparativa. Yo referentes tengo muchos, algunos muy cercanos a mi persona y otros que podríamos considerar los clásicos: Búster Keaton, Harol Lloyd, el Gordo y el Flaco, Chaplin…Eran unos genios. Para mí es un piropo cuando me comparan con estos maestros. Lo que pasa es que no creo que sean solo referentes míos, lo son de todo el mundo.
Tanto ‘Déjà vu’ como otros espectáculos en los que has participado como Rudo son aptos para todos los públicos, ¿te gusta trabajar en estos parámetros? ¿Crees que se pueden decir tantas cosas como en un show exclusivamente dirigido a adultos? Al circo lo que le pasa es que tiene un componente visual muy potente pero también tiene una asociación que es la de «circo para niños», cuando en verdad no es así. Cuando antes hablábamos del circo tradicional, la gente que se juega la vida en un trapecio no lo hace para un niño. En realidad va más dirigido a un público adulto. Pero a un niño, si lo ve, también le va a encantar. Los niños no son tontos. Lo que es bueno les gusta. El circo tiene un componente visual y un lenguaje tan universal que posee unas lecturas y unas capas muy sugerentes, de las que cada cual puede extraer unas lecturas. No será la misma lectura la que saque un niño de siete años que la que saque una persona de ochenta, pero puede gustarle a todos. El nuestro no es propiamente un espectáculo dirigido a niños pero si lo ve un niño lo disfruta mucho.
Creación, dirección, escenografía e interpretación corren a tu cargo. ¿Es complicado desarrollar todo a la vez o es más fácil? Hombre orquesta, tiene que ver con que se trata de una disciplina muy física? No resulta más fácil. En mi caso es que me siento tan artesano como artista. Obtengo tanto placer diseñando la escenografía que no podría encargárselo a un escenógrafo. Todos los gags se me van ocurriendo al tiempo que la escenografía. Con ‘Déjà vu’ es la primera vez que firmo la escenografía, pero no quiere decir que en otras obras no participara activamente. Yo soy un cacharrero, me gusta trabajar con los objetos. Así que sin ser escenógrafo aquí firmo la escenografía porque principalmente la he hecho yo. Me pasa lo mismo con la dirección. Puede que no sea un gran director para obras de otras personas pero sí que me veo capaz de dirigir mis proyectos. Muchas veces no quiero que me distorsionen la obra porque la tengo muy clara en la cabeza. Hacerlo todo uno mismo es un sobreesfuerzo pero como lo hago a fuego lento y estoy cómodo haciéndolo es un esfuerzo que hago encantado. Además tiene sentido desde el hecho de que yo defiendo un teatro de autor. PAra mí sería más difícil delegarlo, pero no es que sea más fácil.
‘Déjà vu’ parte de una premisa agridulce ya que habla de la ambición, de los sueños imposibles…¿tiene un mensaje optimista? Es un espectáculo totalmente dual. Plantea la pregunta sobre si este esfuerzo que hacemos vale finalmente la pena. Siempre me han gustado mucho los antihéroes, el perdedor…es por eso que este espectáculo está muy basado en el personaje de Bartleby, el escribiente, de Herman Melville. La lectura y la pregunta que se hace la obra es cuánta distancia hay entre lo que somos y lo que queremos ser y si eso nos da felicidad. Más que un final feliz tiene el mensaje de que más vale que estemos cerca de nuestros sueños.
¿Qué importancia tienen la música y la puesta en escena? También es seña de la compañía trabajar con música en directo. En el caso de Deja Vu hay una música minimalista que acompaña a este personaje agridulce. Sirve para reflejar la monotonía y la repetición. La música la firma Laia Rius y la fue creando de forma paralela mientras se iba concibiendo la obra. Ha acabado componiendo unas piezas que son una delicia. Texto de Roberto González. Fotografía de Raquel García.