Biznaga. Evolucionando sin perder la rabia punk.
En su último trabajo, ‘Bremen no existe’ (Música para otra generación perdida), Biznaga investigan con sonidos más elaborados, sin perder la rabia punk, marca de la casa.
Al igual que hicisteis en vuestro anterior disco, ¿os planteasteis este ‘Bremen no existe’ como un disco conceptual, sobre la situación actual de los jóvenes de vuestra generación? Por ahí van un poco los tiros, pero ha sido algo más accidental, porque la articulación del discurso no está tan meditada ni planteada como en ‘Gran Pantalla’, en el que Jorge, que es el encargado de hacer las canciones, hizo un trabajo específico, para que todo estuviese muy bien cohesionado con todo el discurso del capitalismo tecnológico; en éste, la temática de las canciones es similar y, además, en el momento que se arma el disco estamos saliendo de una situación claustrofóbica, igual de mal que antes, pero sin estar encerrados, en la calle, pero jodidos.
¿Son estas canciones, por tanto, resultado de la pandemia, o el pesimismo ya venía de antes? Yo creo que el desencanto social y la precariedad las llevamos viviendo un montón de tiempo, pero en la actualidad hay cosas de las que se habla que antes no se comentaban, como el paro juvenil, la ansiedad, las depresiones… sobre las que los políticos no responden ni generan alternativas. Aunque Jorge y yo seamos de distintas generaciones, nuestros conflictos y disputas sociales son las mismas, pero ha habido situaciones que lo han recrudecido todo. La pandemia amplificó el discurso y estos textos sí que son consecuencia de todo lo que hemos pasado.
Hablando del sonido, también habéis dado un paso adelante, saliendo del punk más básico que habíais hecho hasta ahora… Yo creo que vamos evolucionando musicalmente y cogiendo seguridad a la hora de tomar decisiones y armar canciones. Pero también, como posición vital, hay que cambiar, explorar y mejorar. En este sentido, fue una parte fundamental delegar la coproducción de este disco en Raúl (Pérez), al que le dijimos que queríamos que todo sonara más “tocho”… no comercial, pero potente, cercano al punk rock americano. El cambio está ahí, el sonido se aparta del punk cuchillero y abrasivo de guitarras agudas, suena como más grande y con toques ochenteros. Sigue siendo Biznaga, pero con esos atrevimientos que nos da la experiencia, para explotar las facultades que podemos tener, como el spoken word-pop de ‘La escuela nocturna’, donde aprovechamos la capacidad para cantar cualquier cosa de Álvaro, que a mí siempre me ha parecido un cantante con mucho flow, que se atreve con todo.
Lo que no perdéis en ningún momento es la rabia punk, marca de la casa, ¿no? Mientras haya socialdemocracia de mierda, capitalismo, depresión y un mercado laboral asqueroso, la rabia punk no se puede perder.
Hortaleza, Carabanchel, Sol, Los Claveles… Esto sí que es un disco madrileño, y no el de C. Tangana ¿eh? (risas) ¡Claro, somos “barrionalistas”, tío! Madrid nos gusta mucho y es nuestra ciudad, la amamos, la odiamos, es un terreno siempre en disputa, también es el centralismo español, hay muchas cosas buenas y malas… pero aquí seguimos, y las canciones hablan de eso. Cuentan, por ejemplo, que hace diez años estábamos en la puerta del Sol pidiendo un cambio, pero también que todavía la chavalada se está organizando en los barrios para hacer lucha política, para montar bolos, para ocupar locales y generar alternativas políticas, culturales y de ocio… En ese sentido, estamos involucrados en las cosas que ocurren en Madrid a nivel social y político. Estamos hasta los cojones de lo de siempre, pero tiramos para adelante y eso se refleja en algún fogonazo de optimismo que hay en ese sentimiento pesimista general del disco, pero es que, como dice Jorge Ilegal, “si no luchas, te matas”.
«Hay que llenar las plazas, pero también las instituciones y, sobre todo, hay que llenar de conciencia a la masa crítica que puede haber dentro de la gente común… Seguimos teniendo un bipartidismo endémico, del que parece imposible salir, seguimos teniendo monarquía… a lo mejor, la próxima oportunidad es liarla bien parda y desmantelar todo esto, porque hay unas estructuras que son más fuertes que nosotros con las que hay que acabar».
¿Piensas que en Madrid vivisteis peor que en otros sitios la pandemia? No, porque políticos y gestores irresponsables los hay en todas partes del mundo, esto era una cuestión más personal, depende de cómo y dónde lo hayas pasado, lo has pasado mejor o peor… en todos los lados hemos estado jodidos, y hemos tenido que apechugar y sacarnos las castañas del fuego.
En ‘Cómo escribimos adalides de la nada,’ habláis del 15M, ¿crees que fue una oportunidad perdida? Eso es algo curioso, porque muchas veces no sé qué pensar. En el 15M Esperanza Aguirre desafió a los actores políticos que andaban por ahí a que dejaran la calle y montaran un partido, pero aquí hay una estructura judicial, policial y legislativa que impide el cambio.
Lo que yo creo es que hay que llenar las plazas, pero también las instituciones y, sobre todo, hay que llenar de conciencia a la masa crítica que puede haber dentro de la gente común… esa es mi reflexión personal y, volviendo a tu pregunta, sí puede que fuera una ocasión perdida, pero una de tantas que nos deben impulsar a seguir luchando. Porque seguimos teniendo un bipartidismo endémico, del que parece imposible salir, seguimos teniendo monarquía… a lo mejor, la próxima oportunidad es liarla bien parda y desmantelar todo esto, porque hay unas estructuras que son más fuertes que nosotros con las que hay que acabar.
Otra cosa que habéis demostrado con vuestros cuatro discos es que todavía hay sitio para el rock y el punk de guitarras en la música actual… No creo que las guitarras se pierdan nunca, son como el bipartidismo, que nunca se acaba de ir (risas). De todas formas, no creo que sea una cuestión de instrumentación, por ejemplo, yo ahora estoy en tres proyectos, en uno hago cosas electrónicas, en otro power pop a lo Nacha Pop y luego Biznaga… es una cuestión de creatividad y, dentro de eso, coger la herramienta que mejor te sirva para hacer música.
Para terminar, ¿hay ganas de volver a salir a la carretera? Pues sí, porque recuperamos una agenda muy extensa de conciertos después de 2020 y 21, que fueron años de supervivencia. Así que, cuando ves lo que tenemos ahora, te estimula porque hay una cantidad de conciertos de la hostia y dices: “Ok… 2022, el mundo se va a la mierda, pero vamos a morir matando”. Texto de Sergio Iglesias.