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Bob Pop. La diversión crítica.

BobPop

El escritor y colaborador de ‘Late Motiv’, que recientemente ha presentado su serie ‘Maricón perdido’, conversará con Edu Galán y Maruja Torres en la clausura de la duodécima edición de Ja! Bilbao.

¿Puedes contarnos de qué tratará esta charla titulada de ‘La vida es un cabaret’? No puedo decirte. Sé que hablaré con Edu y con Maruja, lo cual ya me parece una garantía de placer porque les adoro a los dos. Me encanta el título, ‘La vida es un cabaret’ y lo suscribo totalmente porque , dentro de esta época oscura, es necesario introducir un punto de picardía, de diversión y de crítica pero siempre desde el doble y el triple sentido. A tope con el cabaret.

¿Hace mucho que conoces a tus compañeros de tertulia, Maruja Torres y Edu Galán? A Edu le conozco desde los principios de Mongolia porque en el diario Público yo trabajaba junto con Rafa, que es diseñador, maquetador y uno de los socios de Mongolia. Me pidieron que colaboraba con ellos y yo lo hice encantado. Y con Maruja ,además de haberla seguido, admirado y venerado profundamente, la vida nos ha ido juntando en eventos como los premios Nadal y otros jaleos. Poco a poco, en compañía de unos güisquis, nos fuimos haciendo amigos y compañeros de viaje. Ya son años, igual diez o incluso más. No te sé decir porque llevo fatal el paso del tiempo.

¿Siempre has tenido interés por el humor o en tus comienzos pretendías ser más un escritor «serio»? Mi trayectoria ha ido derivando hacia ello. En la vida yo siempre he metido el humor. Tiene que ver con lo que el humor tiene de balsámico. Te ofrece una falsa tranquilidad. Es un espacio seguro que te crea la sensación de que, mientras te cuenten algo con humor, no puede pasar nada malo. Tiene que ver con la vida y con no querer ser nunca un rollo de señor. El humor que yo he usado a veces ha sido defensivo y otras incluso ofensivo porque yo creo en ofender con intención. Lo que me molestaría es ofender a quien no quiero ofender. Ese humor que he utilizado como pantalla defensora al final se ha ido colando en todo lo que he hecho. No es que lo considere necesario, es que no sé hacerlo de otra forma.

Según cuentas te pidieron que realizaras la serie ‘Maricón perdido’. Siempre has tenido interés por el audiovisual, pero ¿ha sido también casualidad que hayas acabado haciendo esta serie o participando en ‘Late Motiv’? Yo hago una cosa que te parecerá muy loca pero yo suelo ir donde me quieren. Siempre son otros los que primero piensan que yo soy capaz de hacer algo. Yo siempre pienso “Uy, no, cómo me voy a meter en este fregao”. Como la gente que me quiere son personas con un criterio del que me fío pues me dejo llevar y tengo la suerte de que más o menos me van saliendo bien las cosas. De todos modos, ya sea en un medio o en otro, mi aproximación es siempre la de un escritor, la de alguien que intenta poner en orden y contar con cierta gracia las cosas que ve.

«Huir del capitalismo es muy difícil porque estamos inmersos en él pero al menos podemos ser conscientes de sus mecanismos de opresión y ver de qué manera podemos suavizarlos hasta que lleguemos a una revolución».

¿Crees que es reivindicable la televisión como medio? Más allá de las plataformas, ¿se hacen programas de calidad en la televisión generalista? Sí, pero es interesante ver incluso programas que nos pueden parecer un poquito cochambre porque nos sirve para saber qué mensajes se están lanzando y cuál es el pensamiento hegemónico. Tenemos que saber cómo piensa el enemigo y cómo nos están preparando las trampas. La tele ha pasado de ser algo para que lo vea todo el mundo a estar principalmente dirigida a las personas que ven la tele. Pero ese grupo siguen siendo varios millones de personas, y yo quiero saber qué les están contando.

En ‘Maricón perdido’ cuentas tu historia. Esto hace que muestres la realidad LGTB de forma muy verosímil, quizá más que cuando se crean personajes de ficción. Cuantas más voces seamos, mejor se contará nuestra historia. No creo que nadie pueda erigirse como el pregonero oficial de la historia LGTB. Todas las voces que surjan son importantes. Yo no soy un solista. Formo parte de un coro. Un colectivo que aboga por la diversidad tiene que dar ejemplo e incluir al mayor número de voces posible.

A pesar de que eres asiduo en Twitter, reivindicas que debería haber espacios de debate en profundidad en los canales de televisión. No es el sitio para el debate. Premia los malos modos. Reivindica esa cosa horrible que es el “zasca». Twitter para otras cosas me interesa mucho, por ejemplo, como espacio de creación pero para conversaciones hay que reivindicar espacios en los que se pueda hablar con calma y con matices.

Te destacas por tu defensa de la clase obrera, un cierto pensamiento comunista y crítica anticapitalista, pero ¿hasta qué punto es posible huir del capitalismo? Huir del capitalismo es muy difícil porque estamos inmersos en él pero al menos podemos ser conscientes de sus mecanismos de opresión y ver de qué manera podemos suavizarlos hasta que lleguemos a una revolución. A mí me pilla ya mayor y un poco discapacitado para revolucionarme viva pero creo que hay que tener capacidad crítica y darnos cuenta de que hay margen de maniobra. Debemos abandonar las distopías y recuperar las utopías. No es una cosa que se me haya ocurrido a mí. Es una idea general que está presente por ejemplo en el libro de Layla Martínez ‘Utopía no es una isla’ o en la propia Margaret Atwood, la autora de esa gran distopía que es ‘El cuento de la criada’, que también reivindica las utopías. El capitalismo para los privilegiados puede ser muy acogedor pero debemos plantear alternativas , si no para instaurar un nuevo régimen, al menos para entender que un nuevo régimen es posible.

¿Qué conoces del País Vasco? He ido mucho porque tengo amigos allí. He pasado veranos en Sokoa, en Markina, en San Juan de Luz, en Lekeitio…este próximo fin de semana iré a San Sebastián…Me flipa el País Vasco. Siempre que voy me siento superfeliz. Aunque suene a tópico la gente es encantadora, es verdad, y se come que te mueres… también es verdad, pero caro, ¿eh?. Otra cosa que me gusta del País Vasco es que la gente va a la playa, se da un baño y después se vuelve a su casa. Es una cosa que me parece culturalmente superior a pasarte toda la mañana tumbado en la arena de la playa. Muy a tope con eso. Texto de Roberto González.

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