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Martirio. Copla y jazz unidos por la amistad y el amor a la música

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Martirio actuará, junto a su inseparable Chano Domínguez, en la próxima edición del festival de jazz de Getxo, presentándonos los temas de su último disco, ‘A Bola de Nieve’, donde reinterpretan las canciones del genial intérprete cubano.

Para comenzar, cuéntanos cómo afrontas este concierto después de todo lo que hemos pasado. Pues la verdad es que con muchas ganas. Además, como el público también tiene un hambre voraz, en esas circunstancias se produce un encuentro realmente mágico. En este concierto que vamos a dar el mensaje es muy íntimo y, con la mascarilla, parece que la gente está más predispuesta a conectar con lo que están oyendo. Hay menos distracciones y notas que hay una conexión de alma a alma desde el escenario al público, que es una cosa muy estremecedora, hay más complicidad y es como si estuvieras hablándoles de uno en uno.

¿Cómo empieza tu relación con Chano Domínguez? Nuestros caminos se encuentran en los 80, cuando yo iba haciendo los coros a Kiko (Veneno), que contrata a Chano como pianista. Desde entonces somos muy amigos y los dos llevamos Andalucía donde sea, porque lo tenemos dentro. Chano es un enamorado de la música, un tío absolutamente independiente que siempre ha hecho lo que le ha dictado su corazón y su complicidad con la cantidad de músicos con los que ha colaborado a lo largo de los años. A mí me aporta un bagaje musical alucinante que me coloca en un paisaje ideal para poder decir la letra con esa experiencia que tengo de cantar al amor y al desamor.

Cuando hicimos este último disco ya llevábamos 14 años sin tocar juntos después de ‘Coplas de madrugá’ y ‘Acoplados’, que supuso un acontecimiento en la carrera de ambos, porque es la primera vez que se unían la copla y el jazz. Lo nuestro es una unión verdadera a nivel personal, y muy cercana a nivel musical, en cuanto a las posturas que siempre hemos mantenido ante la industria; además, los dos miramos mucho a la música cubana y el jazz, así que, para nosotros es un regalo poder hacer estas canciones de Bola de nieve.

¿Necesitáis juntaros cada poco tiempo y hacer música para no echaros de menos? De menos no nos echamos porque, aunque no toquemos, siempre nos vemos o hablamos para contarnos nuestras cosas. Pero ya, cuando tocamos, es un festín y, como nos conocemos tan bien, me acompaña con una sensibilidad extraordinaria, a la vez que está creando su propio lenguaje. A veces, en los conciertos, hace que me vuelva a mirarle completamente sorprendida y con una admiración enorme porque, para mí, es el mejor pianista de jazz flamenco que existe. Y encima, como estamos haciendo un repertorio rico, pues es un placer, la verdad.

Hablabas de las colaboraciones de Chano, pero tú tampoco te quedas corta en ese aspecto… Cuando yo veo que puedo aportar algo, y que el artista tiene que ver conmigo, me encanta colaborar, y tanto es así, que tengo más de 40 colaboraciones. La verdad es que he podido cantar con gente que me encanta, y soy tan fan que acabo subiéndome al escenario (risas).

Te voy a poner en un aprieto: ¿Cuál es la colaboración que recuerdas con mayor cariño? Todas han tenido su encanto, pero cuando colaboro con un artista mayor de edad y también mayor de calidad, me estremezco muchísimo: Compay, Chavela, Omara Portuondo, Marta Valdés, Susana Rinaldi, Soledad Bravo… eso, para mí, es gloria, porque les tengo metidos en el alma. Después, por supuesto que también colaboro con gente nueva como Maui que es la última que he hecho.

¿Escuchas habitualmente mucha música actual? Estoy muy al loro de las cosas que pasan, sobre todo de lo que me gusta, porque hay tantísimo que, a no ser que estés muy pendiente o que tengas alguien que te lo cuente, es muy difícil enterarte de todo lo que va saliendo. Yo tengo la ventaja de que mi hijo Raúl me pone cosas nuevas y ahora, por ejemplo, estamos encantados con Los Estanques. De lo actual, en flamenco me gusta mucho Encarna Anillo y, aparte, me gustan mucho Travis Birds y Fuel Fandango, por ejemplo. También me ha sorprendido María José Llergo y, aunque ya no se puede decir que es de las nuevas, soy fan absoluta y muy amiga de Silvia Pérez Cruz… la verdad es que no me faltan.

Centrándonos en el repertorio que estáis haciendo ahora, ¿cómo surge la idea de reinterpretar los temas de Bola de Nieve? Teníamos muchas ganas de volver a juntarnos para tocar y hacer giras y, como a los dos nos gustaba Bola de Nieve, decidimos unir nuestras almas para que el piano y la voz fueran una sola persona. En ningún momento intentamos copiarlo, porque eso es imposible, sino transmitir con nuestro lenguaje lo que él nos hace sentir. Empezamos a elegir temas que yo pudiera suscribir, porque siempre me tengo que creer lo que canto, y que se adaptaran con naturalidad al piano de Chano y pudiera recrearlas y hacer versiones personales, y todo con la ayuda de mi hijo Raúl, que nos ha producido el disco. “Bola” es un artista genial, creador de un lenguaje cosmopolita que contagió a todo el mundo y dejó una impronta como es el bolero filin, con unas melodías de jazz que Chano se lleva al terreno flamenco y yo a la copla; hay una mezcla de músicas que son inherentes a nuestros repertorios comunes, y es un placer poder cantar esas letras tan maravillosas y profundas.

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«Siempre me han gustado mucho las cantantes de jazz, sobre todo Ella Fitzgerald y Billie Holliday; después me hice fan absoluta de Shirley Horn, Sheila Jordan, Morgana King… esas cantantes eran iconos para mí. Al trabajar con Chano empecé a darme cuenta de la importancia de cada instrumento y de la improvisación».

Tu relación con el jazz comienza a finales de los 90 y principios de los 2000, con discos como “Flor de piel”, “Mucho corazón” y, sobre todo, con ‘Primavera en Nueva York’, pero ¿cómo entra esta música en tu vida? Siempre me han gustado mucho las cantantes de jazz, sobre todo Ella Fitzgerald y Billie Holliday; después me hice fan absoluta de Shirley Horn, Sheila Jordan, Morgana King… esas cantantes eran iconos para mí. Al trabajar con Chano empecé a darme cuenta de la importancia de cada instrumento y de la improvisación. Al principio me costó mucho, pero después vi que era un trabajo muy colectivo en el que hay que dar su sitio a cada uno y así se va engrandeciendo todo. Ahí eres una parte más y hay un grandísimo aprendizaje musical y humano. A partir de empezar con Chano, me empecé a “engolfar” mucho con el jazz y después hice ‘Primavera en Nueva York’, con unos músicos estupendos desde Paquito D´Rivera hasta Kenny Drew Jr. o Dafnis Prieto a la batería… ahí hubo un trabajo más centrado en el jazz, un género en el que, sobre todo, entré por el bolero filin que me enseñó Marta (Valdés).

Pero has sabido adaptarlo muy bien a tu personalidad y a tu forma de cantar… Sí, yo tampoco lo quería hacer demasiado aflamencado o coplero. Creo que menos es más y, a la hora de cantar jazz, no me gusta coger un espectro enorme de gran cantante, sino, como te decía antes, ser una pieza más de ese puzle.

Quién te iba a decir a ti en los 80 que ibas a acabar cantando en festivales de jazz, ¿eh? (Risas) En la vida lo hubiera pensado, aunque siempre me ha gustado el jazz desde que empecé a escuchar buena música. Cuando hicimos lo de la copla y el jazz, eso sí que era emocionante, porque estaba cantando ‘Ojos verdes’ al lado de los mejores músicos internacionales de jazz… ahí se abrió un espectro muy bonito, porque la copla es un tesoro y tiene posibilidades de hacerse en diferentes paisajes musicales, desde flamenco a rock o pop y, por supuesto, jazz. Y entra con una gran naturalidad por armonía, por contemporaneidad, por los temas que se tratan, por los magníficos arreglos que tiene…

Curiosamente, has elegido para desarrollar tu carrera musical, géneros que a lo largo de los años han estado muy encerrados en sí mismos, y donde ha habido muchos puristas, como el flamenco o el jazz… Y no te olvides de la copla. La copla es un género que estaba muy enquistado en sí mismo y, al cambiar de paisaje, se le ve otra lectura para la gente que, a lo mejor, no le gustaba la lectura tradicional. La comunicación tiene que ver mucho con la fusión, constantemente nos llegan influencias por todos sitios y no nos podemos quedar en lo establecido, hay que seguir creando. A lo mejor, hasta hay que crear nuevos palos, porque hay posibilidad de hacerlo, siempre que se conozca profundamente la base y que haya un conocimiento de la raíz para poder unirlo con instrumentos que le son afines. No cualquier cosa vale, pero estas tres músicas de las que hablamos se han abierto muchísimo y eso hace que sean más ricas cuando están bien hechas. Al final, la pureza está en el corazón de quien hace las cosas, y una persona pura es una persona abierta y que se deja influenciar por lo que le mueve las entrañas… Como decía Lola Flores, “del frío me fío”, cuando se te ponen los pelos de punta, es que ahí hay verdad y te están tocando el corazón, entonces te dejas llevar por eso, lo estudias, lo mezclas y presentas una creación.

Para terminar, te voy a dar la opción de que elijas si quieres hablar o no del “monotema” de la pandemia, así que tú dirás… Hombre, la verdad es que estamos ya un poco cansados con el tema, pero creo que habrá que hablar de ello. Nosotros, como muchos otros colectivos, estamos pasando unos momentos muy duros, no sólo los cantantes e intérpretes, sino sobre todo los técnicos y el mundo de contratación que rodea el espectáculo. Ha habido ayudas, pero creo que han sido insuficientes y estamos con unas ganas horrorosas de poder tocar en todos los sitios, manteniendo las medidas que correspondan. Esto le ha tocado a todo el mundo, bien por perdidas ajenas o propias, o bien por esa introspección que, a la fuerza, hemos hecho y que, si la has aprovechado bien, has podido sacar cosas buenas de parar un poco y ordenar tu vida y ver lo que quieres, lo que no, y cómo quieres que siga lo que te queda de camino. Por otro lado, la incertidumbre y el miedo es lo que conocemos, porque nos lo ponen todo el día en la tele.

Por lo que veo, prefieres sacar lo bueno de una situación dramática, como ha sido esta… Sí, lo bueno que puedes sacar, sobre todo, es que te has dado cuenta de que todos somos lo mismo y aquí no se salva nadie por tener más poder. Pienso que hay muchas reflexiones que se pueden hacer alrededor de esto sin caer en la depresión, que parece que es el pan nuestro de cada día.

¿Eres optimista en que las cosas vuelvan a ser parecidas a lo que teníamos? Como antes no vamos a estar. Cuando nos vacunemos, vamos a estar mejor y vamos a recobrar la economía y los trabajos, pero yo creo que esto ha cambiado a la gente, algo inevitable después de haber pasado por esta tremenda lección del planeta. Así que ahora tiene que haber más profundidad, más conciencia y solidaridad y darnos cuenta de que tenemos el tiempo que tenemos y hay que vivirlo a fondo y trabajarnos mucho la alegría. Texto de Sergio Iglesias.

getxojazz

 

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