Christina Rosenvinge. Memorias de Extremadura.
La polifacética Christina Rosenvinge vuelve al cine después de décadas encarnando a la autora de ‘Memorias de África’ en ‘Karen’, filme de la cacereña María Pérez Sanz rodado en las dehesas de su tierra como espejo de las sabanas keniatas. Delante de una infusión de limón, tan elegante como siempre y encantada de hablar esta vez de cine, Christina Rosenvinge se cita con este periodista para charlar sobre su primer papel protagonista en el cine, con la película ‘Karen’.
¿Conoces Kenia y Extremadura? He conocido medio mundo y he estado en Marruecos, pero no he ido nunca más al sur de ese continente. De Extremadura conozco la Vera bastante bien y he tocado en algunos lugares, pero he descubierto una región distinta, descubriendo casas y fincas impresionantes: hay todo un mundo ahí, es nuestro far west, el territorio por descubrir. Y su tren también es de película del oeste…
Jajaja, ¿te has subido al famoso «tren del terror», como le llamamos los de allí? Sí, varias veces, y siempre con problemas, retrasos, paradas eternas… Pero Extremadura el África de aquí, con un paisaje maravilloso y muy rico.
Acabas de presentar en el festival D´A de Barcelona ‘Karen’. ¿Cómo fue la experiencia? Muy bien, me gustó y tuve la oportunidad de ver una película que me gustó un montón: ‘Stop’, de Doble Pletina, dirigida por Stanley Sunday, que está muy bien, la tienes que ver, es genial. Es surrealista, una especie de musical y pequeña fantasía, con un sentido del humor con una clave interesante y un mundo propio.
Hablando de musicales… ¿te gustaría intervenir en uno? Sí, me gustaría, es un género que me encanta… todo se dará
¿Cómo has vivido este regreso a la interpretación tras títulos tan lejanos ya en tu carrera como ‘Todo es mentira’ o ‘La pistola de mi hermano’? Creo que ahora lo hago mejor que entonces, porque perdí hace mucho el miedo a hacer el ridículo. Cuando ganas en seguridad y pierdes el pudor, todo va para arriba, y eso solo te lo da los años. Me ha gustado mucho esta experiencia y yo creía mucho en la directora, que tenía las ideas claras y las referencias impecables. Estábamos en la misma onda. Cuando se ve un talento joven así, hay que seguirlo. Ya lo decía el director de fotografía, Ion de Sosa: «No se puede decir que no a una película independiente». Porque se ha levantado con pocos recursos, pero con mucho talento y entusiasmo.
Precisamente Ion de Sosa ha empleado velas y luz natural… Es muy divertido porque en este rodaje todo el mundo era artista conceptual. Ion de Sosa tiene sus principios y dijo que en esa historia no podía haber focos porque en esa casa africana no los había, entonces en Extremadura tampoco los habrá. Ha sido muy interesante verle trabajar, rodando en 16 mm y con latas. Ha sido una apuesta muy romántica, irresistible.
¿Te has revisado ‘Memorias de África’ y la obra de Karen Blixen? Sí, por supuesto. La película no la vi hasta que ya estaba muy metida en este proyecto, porque quería hacer el reverso de ‘Memorias de África’, porque en este film es mucho más fiel, no a la novela en la que ella sublima su experiencia en Kenia, sino más fiel a las cartas envía a su familia y al relato que escribe al final, titulado ‘Sombras en la hierba’, donde el protagonista absoluto es el criado, sin aventureros ni barones. El momento que recoge nuestra película, sus últimos años, consistió en hacer cuentas, sufriendo la enfermedad de la sífilis.
El jurado del D´A que otorgó a ‘Karen’ el premio ‘Un impulso colectivo’ ha destacado el retrato fantasmagórico, del éxito y el fracaso: uno de los miembros me dijo que era como una película de fantasmas japonesa rodada en Extremadura. ¡Me encanta esa definición! Sí, tiene algo de cuento en rotación que no acaba de ocurrir nunca: su moraleja dice que del gran fracaso de tu vida puede nacer tu verdadera vocación y destino. El fracaso es parte del camino: si ella no hubiera fracasado como granjera, nunca la hubiéramos conocido como escritora.
«Creo que ahora actuo mejor, porque perdí hace mucho el miedo a hacer el ridículo. Me ha gustado mucho esta experiencia y yo creía mucho en la directora, que tenía las ideas claras y las referencias impecables».
El fracaso hoy día tiene muy mala prensa… Sí, porque se esconde por vergüenza: hay que fracasar con dignidad. Ella empezó a escribir desde la desesperación del fracaso. Volvió a Dinamarca sin plan de vida, sin marido y enfermísima. Consideró dedicarse a la cocina y su segunda opción fue la literatura, algo no improvisado porque llevaba toda la vida practicando el relato, pero en forma oral: no se había sentado a escribirlos, pero leía muchísimo y tenía el arte del cuento oral muy desarrollado.
¿Era una gran narradora, contando historias, hablando? Sí, contaba relatos a sus invitados, que se quedaban totalmente encandilados. Toda su épica nace de ‘Las mil y una noches’ y Shakespeare; ahí están sus raíces.
¿Qué ha sido lo más complicado a la hora de interpretarla? Para mí la parte más difícil de encajar es que en su momento todos nos enamoramos de ese principio: «Yo tuve una granja en África…» idealizando el colonialismo. Por mucho que en su relato hable del criado como una unidad del destino y un solo ser, hay una relación de jerarquía innegable. La cuestión para mí era cómo exponer que hay una relación de dependencia de ella hacia él y otra jerárquica de mujer blanca/hombre negro en la que la raza está por encima del sexo. Pesa más la raza a la que perteneces que el sexo que tienes, por una cuestión de justicia histórica, pues los blancos podían comprar tierras y los negros, no.
Pero ¿ella intentó solucionar esto? Hay escritores kenianos que la condenan y dicen que ese libro ha hecho mucho daño al dar una imagen de África falsa y ha idealizado algo horrible, y no la salvan; también hay otros estudiosos que la consideran clasista, pero no racista, y fue aislada por la comunidad británica de allí porque construyó escuelas, porque consideraba ella que era fundamental darle cultura a los negros.
¿Fue una adelantada a su tiempo? Sí, en la medida que pudo, intentó mejorar y cambiar las cosas, pero también es verdad que aceptó su privilegio sin pestañear y estaba encantada teniendo sirvientes. Hay que poner las cosas en contexto y entender aquella forma de pensar.
¿Cómo está reaccionando el público que ya ha visto la película ante tu vuelta como actriz? Mis amigos se han sorprendido de que fuera capaz de actuar con naturalidad. Es verdad que lo poco que estudié de interpretación, cuando era muy joven, me vino muy bien para el escenario y, al final, actuar no es tan distinto a interpretar música: tienes que saber un papel para luego olvidarlo y ser capaz de reproducirlo espontáneamente como si fuera la primera vez y en las circunstancias más adversas, porque un rodaje nunca es cómodo. El entrenamiento que hice ahora fue más ideológico que otra cosa: leer mucho sobre Karen y recrear la forma de comportarse de mi madre y abuela, que son del mismo origen que ella. Encarnar a una figura literaria es difícil, pero lo más difícil es soltar sus textos sin parecer ridícula, adquiriendo ese aplomo.
Por último, ¿qué interpretaciones femeninas recientes te han impresionado? La de Elena Irureta en la serie ‘Patria’ y también Frances McDormand, siempre. Texto de Alfonso Rivera.
‘Karen’, dirigida por María Pérez Sanz y protagonizada por Christina Rosenvinge, Isabelle Stoffel y Alito Rodgers se estrena en cines el 4 de junio.