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March 19, 2024

Iker Maidagan. Caminando entre lobos.

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El festival Animakom proyectará en Bilbao ‘Wolfwalkers’, la última película animada del estudio irlandés Cartoon Saloon que estuvo nominada a los Oscar aunque, como siempre, Pixar se llevara la estatuilla. El bilbaíno Iker Maidagan, que trabajó en los storyboards del filme, nos habla sobre esta bella fábula acerca de la amistad y el amor a la naturaleza.

¿Podrías resumir , de la manera más breve posible, qué estudios y qué trabajos realizaste antes de trabajar en ‘Wolfwalkers’? Me gradué en animación en la School of Visual Arts, una escuela de arte de Nueva York. Después de eso, entré a trabajar en Blue Sky Studios, una filial de Fox, y brevemente Ilion en Madrid. La oportunidad de ‘Wolfwalkers’ con Cartoon Saloon llegó mientras estaba en esta última y me marché sin dudarlo.

Uno de los aspectos que más destacan de ‘Wolfwalkers’ es su sentido del diseño. Dibujar fondos con una perspectiva realista ya es complicado pero romperla para crear una perspectiva frontal en los escenarios también debe ser especialmente difícil, ¿representaba esto muchas dificultades a la hora de componer los planos y de que los personajes interactuaran con los objetos? Es una película muy centrada en el diseño ilustrativo. Yo tengo una forma de pensar más cinematográfica, así que al principio el trabajo consistía en enseñarles a los directores qué tipo de planos necesitaban sus secuencias, y después descubrir cómo traducir las imágenes a un estilo visual tan concreto como el suyo. Al de unos cuantos ejemplos ya pillabas la lógica, y de ahí en adelante yo ya diseñaba los planos directamente en el estilo por mi cuenta. Así que lo difícil era aprender el vocabulario visual, pero una vez lo aprendías, iba rodado.

¿Qué habilidades debe tener un artista de storyboard? Por lo que cuentas en tu blog, debéis tener un talento especial tanto para el dibujo como para la narración. En animación debería ser así. Y en algunos estudios, como Pixar, lo es o lo era. El lado negativo es que las películas de animación suelen ser muy simples, y no suele haber mucho donde rascar dramáticamente. ‘Wolfwalkers’ fue más interesante y el proceso de selección de los artistas algo más riguroso. En mi caso y para ese proyecto en concreto, sí noté que a los directores les interesaba que tuviera nociones de narrativa. De hecho, acabé reescribiendo páginas de guión según la historia fue evolucionando. Desde luego, el equipo de story tuvo mucho más peso en el desarrollo estructural de la película que en otros estudios donde he trabajado.

¿Representó para ti alguna dificultad el no provenir de la cultura irlandesa a la hora de trabajar en un filme basado en su historia y folklore? No, porque estaba viviendo en Irlanda y en el mismo lugar en el que se ambienta la historia mientras trabajaba en la película. Si tenías que dibujar la fachada del castillo de Kilkenny bastaba mirar por la ventana y ahí estaba el castillo. El patio trasero de mi casa incluye una torre medieval que originalmente formaba parte de la muralla defensiva de la ciudad. Por las noches, si vas a un pub, los clientes habituales se juntan y cantan canciones tradicionales en grupo. O al menos lo hacían antes del Covid. Además creo que Euskadi tiene mucho en común con Irlanda, o sea que culturalmente todo se hace muy cercano.

Con respecto al villano del filme, basado en Oliver Cromwell, tiene una reputación controvertida, ¿crees que el retrato que se hace de él se puede acercar al personaje real? Cromwell fue un hombre que tenía una imagen casi mesiánica de sí mismo. Fue una figura autoritaria y opresora que creía hablar en nombre de Dios, así que no creo que convertirlo en un villano de dibujos animados lo aleje mucho de la realidad.

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«En Animakom hablaré sobre el desarrollo narrativo de ‘Wolfwalkers’, desde sus borradores de guión al montaje de la animática, donde nace la película en sí. Creo que puede ser interesante para toda clase de público, no sólo estudiantes de arte o especialistas».

¿Qué cualidades destacarías de los directores Ross Stewart y , especialmente, Tomm Moore, que ha estado implicado en las obras más conocidas de Cartoon Salón? Tomm y Ross son gente normal, que casi nadie es en el cine ni la animación. Se les puede hablar de tú a tú y nunca sientes que estás jugando a algún extraño juego psicológico donde uno intenta sacarle información al otro o comunicarse con medias verdades, que es lo habitual en estudios. Son verdaderos artistas que sólo quieren hacer el mejor trabajo posible, y entienden que la comunicación sincera es esencial para eso.

Comentas que las nominaciones a los Oscar no determinan necesariamente la calidad de un filme pero que sí ayudan a la supervivencia de estudios como Cartoon Saloon. Sabiendo cómo votan los académicos, ¿crees que los estudios más pequeños o de fuera de Estados Unidos tienen demasiadas pocas oportunidades en estos premios? Tal como están las cosas, no tienen ninguna posibilidad, no. El Oscar de animación es un premio de chiste, y todo el mundo lo sabe aunque no se diga en alto. De esto se suele culpar a la academia o al público, pero yo creo que la razón por la que la animación no se toma en serio es porque la propia industria de la animación hace poco por abrirse más allá del cine mainstream para niños pequeños y las películas marginales de arte y ensayo. Les falta todo un espectro de opciones entre una cosa y otra con las que entrarían mejor al público, rompiendo la barrera de acceso actual. Sin eso, un académico que vota por películas como ‘Nomadland’ o ‘Una joven prometedora’ ni se molesta en ver las candidatas de animación. Elige la de Pixar por inercia como apuesta segura y listo. Pero haciendo eso, se suelen pasar por algo las excepciones a la regla que podrían precipitar un cambio.

Con respecto al público, ‘Wolfwalkers’ y otras apuestas de Cartoon Saloon a pesar de ser diferentes a películas más comerciales siguen siendo ideales para el público familiar. Sin embargo, parece que su distribución siempre es un tanto discreta. ¿Te parece que llegan a encontrar su audiencia o se quedan en el nicho de los aficionados a la animación? Este es el otro lado del problema. La gente ve las películas de Disney no porque les gusten más, sino porque son lo único que saben que existe. La animación indie, como cualquier cine indie, parte con desventaja aquí. Frozen es el equivalente a Avengers. Algo como ‘Calamity’, un western francés de animación que no llegó a los Oscar, es prácticamente cine intimista iraní. ‘Wolfwalkers’ tuvo algo más de suerte porque la compró Apple y metieron bastante dinero en publicidad, pero la pandemia limitó mucho el alcance de la campaña. Así que sí, al final no salen del nicho. Aunque también creo que esto afecta a toda la animación, grande o pequeña, hasta cierto punto. Como decía antes, mientras no se diversifiquen las historias, seguirá siendo un medio que se entiende como distracciones para niños o ejercicios de estilo interesantes sólo para amantes del arte.

¿Qué sabes sobre el festival Animakom y que contarás sobre ‘Wolfwalkers’ en este evento? Nunca he estado en el Animakom porque es muy reciente y siempre me pilla fuera, pero conozco a Pedro Rivero. Me preguntaron si podría dar una charla sobre ‘Wolfwalkers’ con una proyección de la película y me pareció genial. Soy el único vasco que ha trabajado en ella, así que supongo que tiene sentido. Hablaré sobre el desarrollo narrativo de la película, desde sus borradores de guión al montaje de la animática, donde nace la película en sí. Creo que es algo más universal y estrictamente cinematográfico que las charlas técnicas de arte que suelen darse en animación, así que me parece una oportunidad interesante para toda clase de público, no sólo estudiantes de arte o especialistas. Texto de Roberto González. Imágenes de Cartoon Saloon/Melusine Productions.

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‘Wolfwalkers’ se proyectará en Animakom y está disponible en Apple TV

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