Amarna Miller. Rompiendo etiquetas.
En su libro ‘Vírgenes, esposas, amantes y putas’ (Ediciones Martínez Roca), la activista y divulgadora parte de sus propias vivencias para reflexionar sobre feminismo(s) y lo que significa ser mujer en la sociedad actual, hablando sobre el miedo a la violación, la falta de autoestima, las relaciones de maltrato o la educación sexual con un enfoque personal, ameno y didáctico.
Como licenciada en Bellas Artes y aficionada al mundo de la fotografía, ¿crees que se conoce poco esta faceta de tu carrera?¿Te gustaría promocionarla más? No sé si lo personal es universal, pero sí tengo claro que lo personal es político. Este libro está escrito desde el yo. Cuando empecé a estructurar el libro quería hacer un ensayo desde una perspectiva muy teórica. Pero según iba escribiéndolo me di cuenta de que al lector/a lo apelas desde la empatía y la experiencia personal. Fue ahí cuando hablé con mi editora y decidimos realizar un libro que , aparte de hablar de teoría feminista, lo hiciera desde mi propia experiencia, mi propia vivencia. Buscaba que el lector al leer el libro pensará “esto también me ha pasado” y de ese modo la parte teórica fuera más fácil de digerir. Cuando leo un ensayo casi tengo que poner recordatorios para seguir con el libro. En este caso quería conseguir que el libro te enganchase para leerlo en una sola sentada y eso lo he hecho hablando en primera persona.
A menudo citas otras lecturas, en especial ‘Teoría King Kong’ de Virginie Despentes, ¿es uno de los referentes que tenías al escribir? Dado que existen varios ensayos sobre feminismo que a la vez comparten experiencias personales, ¿qué te pareció que, modestamente, podías aportar que fuera un tanto diferente? Las vivencias de las mujeres en el mundo son diversas y tremendamente individuales pero lo que nos atraviesa a todas es el estigma, la culpa, la vergüenza y el ser herederas de un sistema de opresión. En este libro intento masticar mi propia realidad para sacar algún tipo de verdad. No planteo ningún dogma ni ningún marco académico. Simplemente trato de sacar ahí fuera mis propias experiencias para que el lector/a reflexione sobre las suyas propias. Lo que busco es que mis lectores y lectoras sean cómplices y no alumnos. No estoy buscando gente que siga lo que digo a pies juntillas. Abogo por el pensamiento crítico. Es interesante cuestionar nuestras ideas y las cosas en la que creemos. Eso es lo que creo que aporto, esa defensa de la reflexión crítica y la presentación de mis vivencias para quien quiera identificarse con ellas.
En algún momento mencionas comentarios que has leído en tu instagram. ¿Has estado testeando o preguntando algunas cosas a tus seguidores con el objetivo de tratarlas en el libro? ¿Te gusta especialmente esta red social? He testeado capítulos del libro pero sobre todo en mi Patreon, más que en instagram. Patreon es una plataforma de micromecenazgo en la cual todos los meses mis usuarios se suscriben en mi página y a cambio les doy contenido exclusivo. Y entre otras cosas les he ofrecido fragmentos de mi libro para plantear alguna reflexión o rebotar ideas y mis seguidores me han ayudado muchísimo a lo largo del proceso de escritura de mi libro que ha ocupado mucho, mucho tiempo. Me siento muy orgullosa de contar con esta comunidad y que entre todos hayamos destilado temas interesantes sobre los que hablar. Instagram es una red social que me gusta pero me quedo con Patreon porque te permite dirigirte a un grupo más reducido de personas y tener una comunicación más bidireccional.
El título del libro hace alusión a categorías en las que suele incluirse a la mujer. Hablas sobre “reapropiarse” dichas categorías pero ¿hay otras más “positivas” que te gustaría que se usaran más a menudo cuando se habla sobre las mujeres? En el título del libro hago referencia a algunas etiquetas que se han otorgado tradicionalmente a las mujeres: la virgen prudente, la esposa diligente, la amante pasional…Al final han sido todo etiquetas que nos han impuesto de fuera hacia adentro. Lo que que quiero decir con el título es que tenemos que ser nosotras las que construyamos nuestra propia realidad, que ya basta de ser esclavas de este condicionamiento que se nos ha impuesto. Y yo hablo de apropiarnos de estas etiquetas, pero no tanto de resignificarlas. Simplemente hacer las cosas desde nuestra determinación, desde el “yo quiero”, no tanto del “tengo que”.
Hablas sobre la existencia de feminismos, en plural, y entras en detalle sobre la disputa entre las posturas abolicionistas y las proderechos de las trabajadoras sexuales. Sin embargo el debate más enconado tal vez sea el que existe entre el feminismo queer y el trans-excluyente. Algunas posturas y formas que se han adoptado en ocasiones se han radicalizado mucho o han sido muy confrontativas. ¿Tienes esperanzas de que algún día se pueda llegar a puntos en común o a una cierta conciliación en estas cuestiones? Yo siempre pienso que la diversidad de opiniones es algo positivo siempre que se haga desde la crítica constructiva. No quiero que el feminismo sea un movimiento uniforme, porque nunca ha sido homogéneo y yo no aspiro a que lo sea, pero sí que me gustaría que los diálogos que se establecieran se plantearan siempre desde la empatía y la asertividad, que no caigamos en discursos de odio ni en totalitarismos. Estoy a favor del pensamiento crítico y de que se cuestionen las cosas, siempre y cuando se haga desde el respeto.
«No quiero que el feminismo sea un movimiento uniforme, pero sí que me gustaría que los diálogos se plantearan siempre desde la empatía y la asertividad. Estoy a favor del pensamiento crítico y de que se cuestionen las cosas, siempre y cuando se haga desde el respeto».
Acertadamente señalas que las redes sociales no son el mejor lugar para este tipo de debates. Creo que hoy en día caemos en la falsa idea de que el feminismo que vemos en las redes sociales o el que vemos en las instituciones más relacionadas con medidas y acciones del gobierno es el verdadero feminismo, el feminismo hegemónico. A mí todo esto me da mucha pereza porque creo que el feminismo es un movimiento muy plural y hay que investigar para poder saber y entender que existen diferentes corrientes que tienen como meta un mismo fin pero tienen diferentes ideas a la hora de conseguirlo. Hay que informarse para ver que ese feminismo más mainstream no es el único que existe.
En el libro y en uno de tus vídeos detallas tu experiencia con el maltrato y mencionas que suelen llegarte mensajes de personas relatando historias de este tipo. Aunque te haya costado contarlo, ¿sientes que gracias a ello has podido a ayudar a varias víctimas? Sí, totalmente. Esto es algo que me hace muy, muy feliz porque a la hora de hablar de mi experiencia de maltrato en primera persona tuve mucho miedo. Me sentí muy vulnerable y temía que mis vivencias se vieran instrumentalizadas o a que la gente lo entendiera de una manera sesgada. Cuando por fin hablé de ello la experiencia fue muy positiva. Todas las semanas, prácticamente casi todos los días, recibo mensajes de chicas que me dicen que gracias a mi vídeo se han dado cuenta de que estaban en una situación de abuso y han podido dejar a sus maltratadores y han podido rehacer su vida. Si tan solo una persona ha podido liberarse de su situación de maltrato gracias a mi vídeo a mí ya me parece un éxito rotundo. Otro resultado inesperado es que el miedo que tenía a ese maltratador se ha disipado al haberlo hecho público. Ha tenido un efecto muy terapeútico para mí.
También hay un capítulo referido a lo que se denomina “Nuevas masculinidades”. A algunos siempre nos ha resultado curioso el término no tanto porque no hayamos podido incurrir algunas veces en actitudes machistas o en conductas erróneas sino porque tampoco nos hemos sentido nunca especialmente identificados con el concepto de masculinidad más “tradicional”. ¿Es un concepto más dirigido a los modelos o referentes a los que debemos aspirar? Bueno, hay muchos hombres que no se identifican con el modelo de masculinidad más hegemónico pero la gran mayoría de hombres han sido criados bajo un mismo paradigma. Las mujeres tenemos otros y en principio no hay nada malo en ello, lo malo son las consecuencias. El paradigma de que los hombres no deben llorar, no pueden mostrarse vulnerables, de que tienen que ser los proveedores de la casa, de que todo lo asociado a las mujeres tiene un matiz peyorativo. El peor insulto que te pueden decir de niño es que eres un maricón y eso simbólicamente te dice que estás siendo un traidor a tu género. Aunque haya hombres que no se sientan identificados con el modelo de masculinidad ese modelo ha impregnado todo su desarrollo y toda su forma de socializarse desde que son pequeños. Para tener una sociedad más diversa hay que deshacerse de ese modelo de forma activa, no solamente rechazando esa masculinidad hegemónica sino también adoptando un nuevo modelo de masculinidad. Una masculinidad que no tenga miedo a hablar de sentimientos o a decir que se ha equivocado y que de alguna manera sea capaz de encontrar su lugar más allá de lo que la sociedad le ha impuesto sobre cómo ha de ser un hombre.
Dos puntos interesantes que tratas hacia el final del libro son los de la educación sexual y un tipo de porno ético y distinto al hegemónico. ¿Se hace suficiente para mejorar en estos campos? No sé si se hace suficiente porque suficiente es un concepto un poco abstracto pero sí que se puede mejorar mucho la educación sexual que tenemos hoy en día. La mayoría de niños y adolescentes no reciben ningún tipo de educación sexoafectiva ni en sus familias ni en el colegio. Solo se habla de enfermedades de transmisión sexual, infecciones, riesgos a la hora de tener embarazos no deseados o de tipos de anticonceptivos. Al final no te hablan del sexo que te vas a encontrar ahí afuera. No hablan del consentimiento, del afecto ni del placer. Aún queda mucho para que tengamos una educación sexual de calidad.
Entre las diferentes labores que realizas me parece que tienes especial soltura en tu faceta de presentadora y comunicadora en programas como ‘Este es el mood’. ¿Te gustaría desarrollar más labores en este ámbito? ¿Hay algo que no hayas probado y que te gustaría hacer? Yo también estoy súper contenta de ser presentadora de ‘Este es el mood’ y también tengo un podcast de feminismo que se llama ‘Con voz de mujer’ y estos dos proyectos han sido para mí una parte muy importante del 2020 y uno de los motivos por los que no me he vuelto loca durante la pandemia. Me encanta comunicar y hacer de altavoz para esos aspectos de la vida que me resultan interesantes como la inteligencia emocional, la educación sexoafectiva o modelos relacionales alternativos. Me siento muy feliz y muy honrada de poder tener estos programas en los cuales puedo hablar de mi discurso y dar voz a otros discursos que me parecen relevantes. Así que sí, me veo por estos derroteros y espero que la gente me siga en estos proyectos.
Como licenciada en Bellas Artes y aficionada al mundo de la fotografía, ¿crees que se conoce poco esta faceta de tu carrera?¿Te gustaría promocionarla más? No sé si se conoce mucho o poco y realmente no me importa porque para mí es algo muy íntimo que he decidido mostrar públicamente entre mis seguidores más cercanos. Me gusta que sea así, que se quede como en un safe space. Cuando promocionas algo a una gran audiencia aparecen detractores y tampoco se trata de algo que quiera profesionalizar. De todos modos quien quiera investigar mi nombre en el mundo del arte es Marina Manot. Tenéis mi página web, tenéis instagram y si queréis, podéis ponerme comentarios ahí o incluso en mi perfil como Amarna. Texto de Roberto González.