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La Liga de la Justicia de Zack Snyder. Más grande, más largo, sin cortes.

SnyderCut

Tras varios años de peticiones por parte de los fans más enfervorecidos ya está aquí el famoso Snyder Cut, es decir, el montaje del director de ‘La Liga de la Justicia’, la película que pretendía aunar a los héroes de DC de una manera similar a como lo hizo la primera ‘Los Vengadores’ de Joss Whedon con los de Marvel. Fue precisamente Whedon el que se encargó de finalizar lo que Snyder había planteado y el resultado es conocido por todos aquellos que pasaron por caja en 2017: una película irregular, con un tono esquizofrénico, visualmente bastante pobre, pero moderadamente entretenida.

Aunque la mayoría de los espectadores se sintieron decepcionados solo unos pocos seguidores acérrimos del estilo Snyder lo sufrieron hasta tal punto que consideraron oportuno demandar e insistir durante años para que el director de ‘300’ pudiera presentar su versión. Las circunstancias en las que lo habían apartado de la franquicia, nada menos que el suicidio de su hija Autumn, llevaban a simpatizar con la idea que el realizador pudiera al fin imprimir su sello de autor. Un relato al que también ha ayudado la caída en desgracia de Whedon, después de ser acusado de varios comportamientos poco profesionales o inapropiados durante los rodajes, primero por parte del actor Ray Fisher (Cyborg en este filme) y después por antiguas colaboradoras del realizador en la serie ‘Buffy Cazavampiros’, aunque esto entra dentro del terreno de lo extra-cinematográfico. Los fans de Snyder ya tienen aquí lo que querían, el montaje de su ídolo en forma de película de cuatro horas para la plataforma HBO.

A ‘La Liga de la Justicia’ de Zack Snyder le favorece, además de esta historia de redención de su realizador, la deriva que ha tomado el universo cinematográfico DC en los últimos años. O mejor dicho la disolución de dicho universo para convertirse en una serie de películas desconectadas entre sí y con tonos muy diferentes. Algo que no es ni bueno ni malo, pero que ha dado resultados disparejos, desde obras cercanas al toque Snyder pero con mayor atracción para las masas como la primera ‘Wonder Woman’ (en la que él aún tuvo un cierto papel) hasta obras divertidas con un toque ochentero como ‘¡Shazam!’,  la muy mediocre ‘Escuadrón Suicida’,  la arriesgada y  algo pretenciosa ‘Joker’ o la desigual ‘Aves de presa’. Pero sobre todo le viene bien llegar después de la decepción de ‘Wonder Woman 1984’, una secuela que prometía redoblar las virtudes del anterior filme con un tono más distendido y ligero pero que terminó convertida en un pastiche naif, monótono, con mensajes discutibles y pobres efectos especiales. Zack Snyder no gustará a muchos pero al menos tiene personalidad. Su estilo autoral, aunque se construya en parte en base a la repetición insistente de determinados elementos (colores sombríos, cámaras lentas, temas musicales de fondo…) , es inconfundible, lo cual ya es mucho decir para cualquier película de superhéroes posterior a los ‘Spider-Man’ de Sam Raimi (si acaso, la saga ‘Guardianes de la Galaxia’ refleja el toque de James Gunn, quizás más en sus tramas que en su aspecto visual).

A ‘La Liga de la Justicia’ de Zack Snyder le favorece la deriva que ha tomado el universo cinematográfico DC en los últimos años y, sobre todo, llegar después de la decepción que fue ‘WW 1984’.

El segundo elemento que beneficia a ‘La Liga de la Justicia’ de Snyder es su reparto, que es más o menos el mismo que la protagonizó en los cines, pero aquí tiene-es un decir- más momentos para brillar. Y es un decir porque no todos son grandes actores, pero la mayoría sí son estrellas con carisma. Se agradece especialmente que se otorguen más minutos al Alfred de Jeremy Irons, uno de los pocos personajes que aporta humor sin demasiados histrionismos (eso le toca a Ezra Miller). Pero la película recuerda o confirma que Ben Affleck, pese a las críticas, nació para ser Batman, que Gal Gadot se defiende mejor que bien como Wonder Woman siempre que el guion y la dirección la acompañen y que Henry Cavill da el tipo para hacer de Superman. En cuanto a Ray Fisher, en esta ocasión se le dan más minutos en pantalla que le convierten, en cierto modo, en el corazón del filme. En cuanto al Aquaman de Jason Momoa, despojado de las bromas de la versión de Whedon, queda como un personaje un tanto soso y su interpretación, poco expresiva.

Ahora seguimos con los «peros». La duración desmesurada del filme ayuda en parte a desarrollar mejor a cada personaje pero se antoja innecesaria si no es por un deseo megalómano de presentar una gigantesca épica a partir de una historia que al fin y al cabo sigue sustentándose sobre el poco interesante macguffin de las cajas madre. Todo lo que rodea a los villanos, aunque bastante mejor renderizado que en la versión para cines, tiene su atractivo para los aficionados a las ilustraciones de los discos de Heavy Metal o los videojuegos de fantasía pero siempre funcionará mejor, en una película que no pertenezca al medio animado, un antagonista humano, interpretado por un actor de carne y hueso. En cualquier caso esto se le podría achacar también al Thanos de ‘Endgame’.

Dentro de su extensión su subdivisión en capítulos y la abundancia de escenas de acción, a menudo tan trepidantes como aparatosas,  permiten que el resultado sea menos aburrido que, por ejemplo, el de la mencionada ‘Wonder Woman 1984’, pero sigue requiriendo una gran predisposición por parte del espectador. Y, sin hacer mucho spoiler, algunos elementos ya revelados en la promoción y que atienden a la parte final, lo que se conoce como “la pesadilla de Batman”, resultan aquí  casi más prescindibles que en su versión para cines, donde salían de la nada pero al menos no se alargaban más de lo necesario. Eso es lo que ocurre en el epílogo de este filme, que parece una sucesión interminable de escenas postcréditos y apuntes de ideas para otras películas con las que a Snyder le gustaría continuar, pero presentadas de forma tan atropellada que resultan poco sugerentes a pesar de que una cinta postapocalíptica de superhéroes podría tener su interés.

En definitiva, es una película solo para fans de Snyder o del universo DC, principalmente por el tiempo que exige su visionado (aunque alguno podría tomárselo como una serie) pero también por el estilo y ciertos elementos de la historia, que solo interesan a los más completistas. Su épica esencial y la sencillez de su trama , más que defectos, representan  virtudes frente al innecesariamente enrevesado plan del villano en ‘Batman V Superman’, cinta con algunos momentos potentes y otros deudores de los molestos toques presuntuosos de Christopher Nolan. Con un esfuerzo de síntesis y un nuevo ¡tercer! montaje más corto, podría conseguirse una especie de equivalente épico y oscurantista de un ‘Avengers: Endgame’, que fuera más asequible para las masas, algo a lo que, en principio, aspira un blockbuster. Aún así, es un poco mejor que la versión para cines, aunque solo sea porque mantiene un tono coherente de principio a fin y porque , a pesar de su fea relación de aspecto en 1.33: 1 (similar al 4:3) o sus excesos digitales, visualmente es más atractiva y convincente que otras propuestas de DC. Texto de Roberto González.

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‘La liga de la justicia’ de Zack Snyder puede verse en HBO a partir de este 18 de marzo.

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