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March 29, 2024

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Hedor. Amores tóxicos, violencia y exceso.

Hedor

Gabriela Pavinski y Libertad Ballester juntan fuerzas en la novela ilustrada ‘Hedor’, trabajo que desde el pulp relata las andanzas de Salicio y Ruth mediante diversos recursos narrativos como historias cruzadas o género epistolar siendo el amor en sus diferentes formas un protagonista más de la historia.

¿Cómo surgió la idea de llevar a cabo esta colaboración de combinar trazos y letras? ¿es el realismo sucio el género en el que mejor os encontráis o ha sido un trabajo puntual y vuestras inquietudes son más diversas? Libertad Ballester: Inicialmente, Gabriela escribe la novela sin pensar que fuera a ser ilustrada. Es más tarde, cuando yo voy a realizar mi trabajo final de carrera que busco un texto de Gabriela para ilustrar y pensamos en “Hedor se escribe con hache”. Por aquel entonces me interesaba plasmar imágenes explícitas, que tuvieran que ver con el sexo y poder dotarlas de un toque grunge, sucio e incluso algo surrealista. Me pareció que ‘Hedor’ encajaba perfectamente en el desarrollo de esas imágenes que tenía en mi cabeza.

Gabriela Pavinski: Efectivamente el sexo, lo sucio, las drogas y el rock and roll han sido parte de nuestras vidas. El género pulp, casi sin saberlo, nos ha acompañado durante mucho tiempo, aunque no es un género único con el que nos identifiquemos pero que sí se mantiene latente en nuestros trabajos. El texto se escribe en clave pulp, grunge, sucia, grotesca y sexual por los múltiples referentes que consumía en aquel tiempo y que hoy en día, aunque pique de más estilos, me siguen encantando.

El pulp ha sido tradicionalmente un género hecho por hombres en el que el peso de las historias recae en personajes masculinos, ¿qué pueden aportar las voces femeninas en el mismo? ¿ahondar en caminos ya trillados o irrumpir con algo fresco que ponga patas arriba lo establecido? GP: Aquí bebo mucho de Tarantino, especialmente de la trilogía de ‘Kill Bill’, en cuanto la figura de la mujer que renace de sus cenizas y se venga de sus opresores y opresiones, sin embargo, considero que este renacer puede ser aplicable a ambos sexos, pero es cierto que, en el género femenino, hacen falta más “despertares”. En el caso de ‘Hedor’ se retrata mediante el personaje Salicio la concepción del pulp más estereotipada siendo la inspiración Bukowski y Tom Waits principalmente. Dicha inspiración estereotipada se encarga de crear los espacios y los ambientes que envuelven Hedor. Por otro lado, el femenino, dota a la novela de sangre y venganza al más puro estilo Tarantino.

¿Cómo ha sido llevar al dibujo una novela así? ¿Se ha optado por la contención para que fuera un complemento de la historia o un género así pide ser exagerada y dejarse llevar por la intensidad que caracteriza al mismo? LB: En el primer libro que sacamos, la autoedición ‘Hedor se escribe con hache’, no hubo contención ninguna en cuanto a las imágenes ni en abordar diferentes estilos. Me permití probar y hacer lo que quisiera. Era la primera vez que trabajaba en algo así para mí misma y lo alargué mucho en el tiempo. Se puede ver en la evolución y la mezcla de caracteres gráficos. También estaba experimentando pues consideré que tenía plena libertad. En la novela completa ‘Hedor’ trato de ser más sutil con las imágenes. Traté que en el segundo fueran más narrativas y descriptivas por ejemplo con los entornos que aparecen en la historia, el retrato de los personajes y algunos pequeños objetos. No pienso que me haya contenido sino que he querido dar importancia a otros detalles. El sexo y la sangre siguen estando ahí, aunque son más sutiles y se complementan con la intensidad del texto.

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«Las relaciones tóxicas no sólo se limitan a la vida romántica. Están en tus jefes, compañeros, amigos e incluso familia. Me parecía más sencillo retratarlas en una relación amorosa, ya que considero que el amor debería ser lo más puro y respetuoso posible aun cabiendo todos sus altibajos y contradicciones».

La trama se construye en torno a una relación tóxica, algo bastante más habitual en la vida real que esa idea de amor romántico que vemos en muchas novelas y películas, ¿será la literatura creada a partir del feminismo la que destierre del imaginario colectivo esa idea almibarada del amor? GP: Esperemos que sí, ya que, aunque las relaciones tóxicas no tienen género, el feminismo ha sido el encargado de alertar de que existen. Sin embargo, las relaciones tóxicas no sólo se limitan a la vida romántica. Están en tus jefes, compañeros, amigos e incluso familia. Me parecía más sencillo retratarlas en una relación amorosa, ya que considero que el amor debería ser lo más puro y respetuoso posible aun cabiendo todos sus altibajos y contradicciones.

Siendo un libro de temática casi siempre asociado a hombres realizado por dos mujeres, ¿creéis que el género de quien ha creado una obra debería quedar reflejado?, ¿ha de aspirar a que no pueda distinguirse si quien escribe es un hombre o una mujer o unos y otros aportan visiones diferentes del mundo siendo un recurso al que no se debería renunciar? LB: No creo que el sexo de los autores sea algo que “deba” quedar reflejado como algo que determine cómo va a ser la obra. Simplemente debería ser indiferente. No vas a ocultar la identidad del autor/a, pero sí puedes empezar a valorar una obra bajo su calidad gráfica o literaria, la calidad de su discurso o su capacidad de emocionar, sin dejarte llevar por el sexo de quien la crea. Las mujeres podemos aportar obras pulp de calidad y malas también, al igual que los hombres.

GP: Creo rotundamente que no debe condicionar una obra. No creo que una novela pulp escrita por una mujer deba ser un dato a destacar, puesto que puede condicionar al lector; además, no encuentro diferencias entre el proceso creativo de un hombre y una mujer a día de hoy y en nuestro entorno. Como escritora, me gusta que se resalten las formas, personajes o contenido, que la clásica pregunta “qué tal ser mujer y escritora fuera de tu género asignado” algo que me llega a molestar un poco ya que es como si mi trabajo se tratara de forma diferente solo por tener vagina. Todo esto sin despreciar la necesaria labor del feminismo, que menos mal que está latente. Parece que el mundo empieza a tener lógica y va cambiando tras 2000 años de cerrazón mental. Texto de David Tijero.

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