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March 19, 2024

La casa de la llave. La vida en cajas de cartón.

CasaLlave

Hablamos con Mireia Gabilondo, una de las intérpretes de esta función de Tanttaka Teatro dirigida por Fernando Bernués a partir de un texto de Mada Alderete que describe la vida en una casa de acogida para mujeres maltratadas.

¿Fue fácil trasladar este poemario de Mada Alderete al teatro? El texto le llegó a Fernando Bernués, el director, a través de un amigo, Rafael Herrero, que conocía a Mada Alderete y su libro. Al leerlo Fernando tuvo el deseo de llevarlo al teatro pero creando unos personajes. El libro es un poemario en el que Mada Alderete recoge la experiencia de haber trabajado en una casa de acogida con mujeres maltratadas. Ella lo escribió en primera persona como única narradora. Fernando decidió crear tres personajes femeninos, otorgándole a cada una de ellas una determinada personalidad. Aunque todo lo que se recoge en esos personajes de alguna manera ya lo transmitía la escritora en su primera persona. Se trata de enseñar esta pequeña casa en la que se acoge a las personas durante un tiempo y después se les abre la puerta para que puedan volver a la vida.

¿Cómo son esos personajes de estas trabajadoras sociales? Una de ellas (la que yo interpreto) vendría a ser la más racional, como una especie de antropóloga. Otra es una mujer que ha recibido también malos tratos por parte de su pareja y sabe desde dentro lo que necesitan esas mujeres. La tercera es la más vitalista que juega con los niños que también llegan a esa casa de acogida. Son estos tres perfiles de cuidadoras que hablan sobre las mujeres que se encuentran en esas casas de acogida. No está escrito desde las víctimas sino de las cuidadoras. Yo abro la función con un poema que habla sobre mi primer día de trabajo. No hay que olvidar que muchas de las mujeres que se dedican a estos trabajos lo hacen de una forma un tanto altruista y no cobran mucho dinero.

¿Qué añaden la música de Ainara LeGardon y las imágenes de Maialen Sarasua? Ainara LeGardon está en el escenario y es como la cuarta pata de esas tres mujeres. Los sonidos de esa casa suceden en directo. La escenografía imita a una casa rodeada con un montón de cajas de cartón como las que usamos al hacer mudanza. Son un símbolo de esas mujeres que pasan ese rato de su vida con lo que cabe en esas cajas de cartón. Hay un muro enorme hecho con esas cajas y las imágenes de Maialen Sarasua se proyectan sobre esas cajas. Son imágenes muy poéticas, sin ser realistas, en las que se apoyan sentimientos o pensamientos de la obra.

La obra, ¿pretende apelar a los sentimientos o a la reflexión? Apelar a la consciencia, más que a la conciencia, ser consciente de que es un tema que está a la orden del día aunque hasta hace poco no se hablaba mucho de ello. Darte cuenta de que hay una realidad por desgracia tan frecuente de tantas mujeres que están viviendo todo esto y ojalá que estos datos vayan poco a poco disminuyendo.

Has trabajado en cine, teatro y televisión delante y detrás de las cámaras. ¿Prefieres la faceta de directora y creadora o la de actriz? Yo tengo el placer de poder moverme de un sitio a otro y hacer lo que me apetece. Cada género tiene su placer y su dificultad. Donde más a gusto estoy es en el teatro, tanto actuando como dirigiendo. Son placeres diferentes y roles muy diferentes. Texto de Roberto González. Fotografía de Gorka Bravo.

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