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March 28, 2024

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Centro de Arte Krea. La increíble historia del edificio «mutante».

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El reto de ubicar nuevos usos en edificios preexistentes no es nuevo en la historia de la arquitectura, sin embrago, viene a resultar una necesidad en los tiempos que nos toca vivir. Si bien, existen ejemplos de todo tipo, de más a menos intervencionistas, este caso es de los que podemos calificar como de metamorfosis o mutación arquitectónica.
El Centro de Arte Krea, se resuelve mediante la contraposición entre el antiguo convento e iglesia neogótica de las Madres Carmelitas (del año 1.904) y la nueva edificación (del año 2.008).
Y al fin y al cabo se trata de un edificio que se estructura mediante un itinerario que, de forma serpenteante nos introduce en las entrañas del convento, su claustro. Para ello se sirve de un artilugio, el edificio puente. Se logra con ello sobrevolar sobre el convento, obteniendo nuevas perspectivas, tanto dentro como fuera, es decir, tanto del propio complejo iglesia-convento, así como de la propia ciudad de Vitoria-Gasteiz.

Evidentemente un edificio de cristal es la respuesta quizás más evidente, si bien, no tiene porque ser la más adecuada. Toda intervención en el patrimonio parte de premisas de identificación clara de lo antiguo y lo moderno, así como de la posibilidad de reversibilidad de la nueva intervención. El Museo Lenbachhaus de Múnich de Norman Foster de 2013, por citar una obra reciente, ejemplifica otro tipo de intervenciones, si bien dentro del mantenimiento del uso preexistente, en las que, no renunciando al contraste de materiales, se opta por adosarse o completar formalmente el edificio al que amplían.
Este tipo de contrates se han ido produciendo en el devenir de la historia de la arquitectura moderna, desde la primigenia de San Patricio en la 5ª Avenida de Nueva York, en cuanto a la contraposición de un edificio de piedra y neogótico en contraste con los muros cortina (fachadas acristaladas) de los rascacielos de su alrededor, y los resultados a menudo son los deseados.

Quizás el atractivo del Centro de Arte radique en lo contrario a lo que parece enfrentarse, es decir, que ante una intervención arriesgada, un reto, la respuesta es muy controlada, de una arquitectura nada grandilocuente de líneas rectas, casi sobria, eso sí, con una imagen formal impactante y rotunda, generando un nuevo hito, muy adecuada a su futuro como centro vanguardista de creación de cultura contemporánea (si finalmente se concreta éste).
El resultado se concibe como dos edificios reconocibles independientemente y se confrontan entre ellos sin establecer competencias formales, más al contrario, el nuevo edificio parece poner en valor la arquitectura preexistente.
Los espacios amplios y diáfanos realizados en el nuevo edificio, actúan en contraposición a los espacios propios de la arquitectura tradicional.
En ambos edificios se proyectan espacios funcionalmente bien distintos, como no puede ser de otra manera, el usuario se adentraría en el antiguo convento donde se realizarían todas las actividades formativas: -talleres, aulas, salas de ensayo, estudios de grabación, laboratorios, etc. Mientras que en el nuevo edificio anexo se situarían las actividades puntuales de información, tienda, cafetería, restaurante, todas ellas en superficie. En el claustro recién cubierto se colocaría la biblioteca y centro multimedia.

Quedan dudas sobre el acondicionamiento interior del edificio, dicho sea ello en observancia de los criterios de sostenibilidad y eficiencia energética tan deseados y necesarios en nuestros días.

A escasos metros del Centro de Arte, lo que sí se puede visitar es la Fundación Sancho el Sabio, que no deja de ser sino otra intervención sobre el patrimonio de los mismos arquitectos, eso sí con un planteamiento bien diferente. Aquí se trata de un edificio para archivo documental de la Caja Vital construido en el antiguo cementerio del convento de las Carmelitas. En este edificio se propone la materialización de una caja de cristal exterior que abarca la totalidad del edificio (posible debido a sus dimensiones) de forma que lo protege y custodia. En este sentido, la idea de proyecto nace de la propia función del edificio.

Sirva esta reseña como recuerdo a Miguel Ángel Campo recientemente fallecido.
AUTORES: Roberto Ercilla y Miguel Ángel Campo.
Ubicación: Portal de Betoño 23. Vitoria-Gasteiz.
Lo mejor: La contundencia formal del conjunto.
Lo peor: Tener que demoler una antigua torre del convento para poder realizar la ocupación del patio.
Un detalle: El juego perspectivo desde la terraza.

Texto de Leonardo Ignacio González Ferreras.

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